❝¡feliz navidad!❞𝓛a única persona en el mundo que podía hacerle perder horas de sueño, era Thyra. Ese día, a diferencia de otros —no por desprestigiarlos—¸era mucho más especial. Usaban prendas de color rojo, olían a un fuerte perfume dulce, y veían cuántas golosinas entrarían en su estómago de tan solo ver la mesa reservada para pasadas las doce. Comida salada, budines, regalos bien envueltos y las decoraciones verdes y de otros colores. Pasar por ahí, lento o muy rápido, no evitaba que las personas mirasen la sala y se alegraran por el espíritu navideño.
Katsuki observó a Thyra igual que un niño viendo una etiqueta con su nombre pegada a un envoltorio. La veía bella; en sus ojos se advertían las luces que colgaron alrededor del pino, y en él se veía por fuera hasta la sensación de haber ganado el mejor regalo de todos. Claro, pero ella no era un simple objeto con valor numérico.
Había mucha gente en el salón. Algunos iban sacando comida, pequeños bocados de queso, y otros se ocultaban debajo de las mantas de invierno. Sus compañeros se veían a gusto con el calor contenido en el interior de la academia. Cerraron las ventanas, colocaron los pestillos, y se hundieron en su mundo.
—¡Ábrelo, ábrelo! —exclamó Mina, aplaudiendo. Miró a Kirishima más sonriente de lo común. Sostenía en las manos un paquete rojo, cuyo lazo era blanco, muy prolijo—. ¡Esperé toda la semana para esto!
Bakugo volteó para mirar a su pareja. Abrieron los regalos en cuanto el reloj marcó los cuatro ceros, y dejaron el brindis para cuando el subidón de emoción apaciguaba. Sus compañeros, sin embargo, aún tenían paquetes sin abrir debajo de los brazos, pero estaban mucho más concentrados en atacar la mesa dulce con fervor. Pensó, de tan solo verlos: "Se comportan como si no hubiesen comido en años". Thyra, al ver su expresión, carcajeó.
Sintió que un par de ojos iban de sus pestañas a su barbilla. Entonces, bajando la cabeza, conectaron los ojos. Él se había esmerado en la búsqueda de un regalo que lo dejase satisfecho porque, a tan solo pocas semanas de la navidad, se dio cuenta de que Thyra era tan minúscula y sutil en su forma de amar que jamás le había dado indicios de querer algo, en términos materiales. Anhelaba días libres, pacíficos, caminar de la mano o poder dar besos profundos mientras estaban solos. Pero solo era eso. Pensó que por esas ocasiones estaba bien ser un poco más materialista. Sin embargo, al salir humo de su cabeza dándole vueltas al posible regalo que iría a su nombre, recordó sus ojos. Compró joyas, pequeñas y delicadas, simples, pero que impusieran su belleza; justo como veía a su novia desde que la conoció.
—Los profesores prepararon fuegos artificiales. Usaron solo pirotecnia de luces, sin sonido fuerte. ¡Esos son los espectáculos que se disfrutan! ¿Ah? —exclamó por enésima vez—. ¿No deberíamos ir ya hacia el jardín? Quiero verlos, Katsuki, pero los chicos están muy entretenidos abriendo los regalos. ¡Son demasiados! Ni siquiera me fijé si Yuki logró encontrar el suyo entre...
—La noche es larga, tonta—Puso los ojos en blanco. Thyra alzó las cejas y relajó los hombros a medida que se arrimaba más a su cuerpo. La ansiedad por tanta emoción incrementaba a un nivel difícil de controlar—. Todavía faltan algunos minutos. El resto lo sabe bien; además, tus amigas serán las primeras que griten si es que los demás no se apresuran.
Ambos, sobre los sillones, agarraron con cuidado las tazas de chocolate caliente. Bebieron el líquido a sorbos, cuidando no quemarse, acortando la distancia conforme se ponían más cómodos. Katsuki estiró el brazo hasta que abrazó la cintura de ella. Atrajo su cuerpo, tibio por toda la ropa que se colocaba, con mucha ilusión de seguir disfrutando la noche. En un primer momento Thyra no se arrimó por completo en su pecho; lo hizo una vez vio en él una pequeña sonrisa. Supo que sus labios serían dulces por el chocolate, y él se adelantó para comprobarlo. Estiró el cuello y dejó un beso rápido sobre sus labios. El ruido había sido mínimo.
Thyra alzó un dedo y contorneó el labio inferiorde Katsuki; eran suaves y esponjosos. Bajó el dedo con lentitud, lo escondió enel cuello del suéter, y volvió a besar sus labios con suavidad mientras suscompañeros, ajenos a lo que sucedía en su burbuja, comían y seguían abriendotodos los regalos debajo del árbol.
𝐍𝐎𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐔𝐓𝐎𝐑𝐀
Capítulo muy cortito..., pero casi todos lo son al tratarse, este libro, de pequeños momentos del día a día de los protagonistas.
¡Felices fiestas a todos! Espero que hayan podido pasar una bonita noche o día con sus familias. <3
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐒𝐇𝐀𝐏𝐄𝐃 𝐁𝐄𝐃 | 𝗸𝗮𝘁𝘀𝘂𝗸𝗶 𝗯𝗮𝗸𝘂𝗴𝗼
Fanfiction𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐒𝐇𝐀𝐏𝐄𝐃 𝐁𝐄𝐃 | Un olor, dulce olor del amor, fugaz y eterno. Una canción. Un hombre que se acerca y que sonríe. Apenas un puñado de gestos, unas pocas palabras arañadas sobre un muro, y la llovizna, la miseria, el polvo. ;Piedad B...