¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Quackity era el chico más perfecto en qué Rubios había posado sus ojos.
Era pequeño, tenía la piel pálida, los labios abultados y rosados, el pelo largo y sedoso color negro, ojos de un color café totalmente irreal, es de baja estatura y delgado, pero con una cintura que le hacía helar la sangre y un culo respingón que moría por apretar.
Se desconocía completamente a sí mismo desde que había llegado a esa nueva escuela hace medio año.
Nunca había estado tan obsesionado con alguien en su vida, normalmente los chicos y chicas lindas se le tiraban encima sin el hacer nada, pero Quackity era diferente.
Y la razón principal era su maldito novio.
Rubios detestaba a Luzu.
No solo porque él fuera el novio de su enamorado, sino porque él pensaba que no merecía a Quackity. No es que Luzu le hubiese hecho algo -al menos que él supiera- pero había algo acerca de él que no estaba bien.
Luzu tenía a todos comprados con su pinta de modelo, su elegancia al caminar y su buen parecido. El chico parecía salido de una de las novelas eroticas que su hermana leía y de las que él había tenido curiosidad alguna vez, pero Rubios veía más allá de todo eso.
Él veía los ojos rubí con los que miraba a su novio. Veía esa escalofriante posesividad cuando se acercaba a Quackity, incluso habían ocasiones en que el castañito parecía asustado de Luzu, pero aún lo miraba con una adoración casi religiosa. Rubios no entendía su relación, pero sabía que algo detrás de la máscara de "pareja perfecta".
La gota que colmó el vaso, fueron las marcas en el cuerpo de Quackity.
Un día había estaba en el baño tranquilo, lavándose las manos, cuando Quackity entró.
Tan bello como siempre, el corazón de Rubios empezó a latir con fuerza y el más pequeño fue capaz de dedicarle una sonrisa, eran compañeros después de todo.
-Hola, Rubios.-Dijo él.
-Hola, patito.-Rubios casi suspiro.-¿Cómo estas?.
-Bien, un poco preocupado por lo exámenes ¿y tú?.-Río un poco, acercando sus manos al lavabo. Rubén no entendía porque se las iba a lavar sin más si él no había entrado al baño, pero tal vez Quackity sólo era alguien muy limpio.
-Bien también, pero falta mucho para los exámenes, no te quemas la cabeza con eso tan pronto.-Aún faltaban dos meses, pero él también sabía que Quackity era de los mejores promedios de la clase, así que probablemente ya estuviese estudiando.
-Estoy tratando de tomármelo con calma.-Respondió el chico. Llevaba un suéter azul que le quedaba unos talles grande, por lo que dobló las mangas para no mojarlas.
Entonces Rubios lo vió.
Moretones en sus muñecas, como si alguien hubiese apretado con demasiada fuerza hasta marcarlas en su piel.