❛ 𝐒2. 2 ━━━━━━━ 𝐄 𝐍 𝐓 𝐑 𝐄 𝐋 𝐈́ 𝐍 𝐄 𝐀 𝐒

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El hecho de que Tomoe le mirase atentamente desde el banquillo, lo ponía algo nervioso; y es que se sentía observado con esa mirada castaña todo el rato sobre él

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El hecho de que Tomoe le mirase atentamente desde el banquillo, lo ponía algo nervioso; y es que se sentía observado con esa mirada castaña todo el rato sobre él. Cada gesto que hacía: cada bloqueo, cada recibo y cada remate, notaba como ella lo inmortalizaba en su libreta a trazos suaves.

Es verdad que mucha gente lo iba a ver en los partidos y que no debería ponerse así por una persona más pero, esta situación era distinta. Ese alguien que lo veía con ojos curiosos no era una persona cualquiera, sino su crush.

Algo que tenía más peso que cualquier otra cosa.

Atsumu le colocó el balón en el mejor punto para rematar con un simple toque de dedos. El tiempo se detuvo, Minus Tempo, y fue entonces cuando el peli─naranja se aproximó a la red, pegando un salto viendo el esférico venir, y rematándolo con contundencia contra el suelo.

───Es como lo ha contado Bokuto ───pensó Nakamura abriendo los ojos sorprendida. Había oído hablar de esa situación cuando el rematador va a ejecutar su remate haciendo que todo ocurra de manera muy lenta, pero le resultaba extraño que algo tan ridículo como detener el tiempo pudiese suceder, porque no era posible; no era lógico.

Pero ahí estaba.

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro femenino. Le dio gusto verlo rematar.

Miya le revolvió los cabellos anaranjados al joven mientras este protestaba por lo bajo. Tomoe hizo un boceto rápido con la idea de incluir el momento, aunque a Atsumu lo pensase dibujar como la figura de cinco palitos y un círculo para remarcar la figura de Shōyo como protagonista.

Además de que no es que le cayera del todo bien el rubio como para dibujarlo de forma decente.

El setter se encaminó hacia el canasto donde guardaban los balones mientras Shōyo volteaba a ver a la castaña ───Nakamura─san, ¿Qué tal ha estado? ───preguntó curioso, intentando echar un vistazo a lo que ella hacía.

Tomoe pegó la libreta a su pecho ───Aún no está acabado ───respondió echándose ligeramente hacia atrás. Su rostro estaba levemente rojizo, pues el chico se había acercado lo suficiente como para entrar en su "espacio personal", al ser empujado por la curiosidad que crecía en su interior───, y no voy a mostrar algo que está a medias ───finalizó, tapándose de nariz para abajo con dicha libreta para que el joven no se percatara de ese sonrojo que de a poco cobraba intensidad.

───¡Pero si no lo haces mal! Ya sé que son bocetos, pero seguro que están muy bien ───comentó. Se sentó a su lado secándose el sudor con una de las toallas apiladas en una de las esquinas─── ¡Eres muy talentosa!

───¿Y tú qué sabes?

La joven entrecerró los ojos, con cierta molestia y confusión en ellos, a la vez que el chico se quedaba sin palabras por no haberse mordido la lengua y evitar decir cualquier cosa que lo pudiese delatar. Se quedó estático, sintiendo los colores subir y estallar por toda su cara.

───¿Hinata─san, estás bien? ───cuestionó la castaña al ver que no obtenía respuesta.

Por otro lado, Miya escuchaba divertido la escena con un balón bajo el brazo. Le resultaba cómico ver al pequeño cuervo meterse en un lío del que, posiblemente, no pudiese salir. Lanzó el balón al aire y lo remató apuntando a la cara de Hinata, controlando su fuerza para no hacerle mucho daño.

Al impactar, el anaranjado echó la mano a la zona afectada que le empezaba a escocer, mientras Tomoe le preguntaba si estaba bien a la vez que intercalaba el mirar a Shōyo con preocupación y a Miya con odio.

───¡Perdón, Shōyo─kun! Fue un accidente ───se disculpó falsamente con una sonrisa, aproximándose a ellos.

───¡Ya te vale, Atsumu─san! ───exclamó enfadado el más bajo sin apartar la mano de la zona afectada.

Le había avergonzado delante de su crush.

───Lo siento ───y el rubio le agarró del brazo tirando de él───. Vente, vamos a por hielo. ¡Ahora volvemos, Tomoe─chan! ───se despidió bajo una mirada de desaprobación.

La castaña negaba con la cabeza sin creerselo.

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos para que ella no los escuchara, Atsumu quiso dejar las cosas claras.

───Me debes una, enano ───afirmó el rubio───, pero ya te la cobraré más tarde.

Shōyo no entendía nada. ¿Deberle una por qué? ¿Si quién le pegó el balonazo fue Atsumu a él y no al revés? Se quedó pensativo intentando buscarle respuesta sin haberla.

───¿Qué tramas con Tomoe─chan? ───inquirió el rubio portando una sonrisa pícara.

Aquí había salseo y él sería el primero en saberlo, le gustase a la mandarina o no.










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HINATA | 𝗁𝖺𝗂𝗄𝗒𝗎𝗎 𝗇𝗈𝗍𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora