Capítulo 43 Exit

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Alana

Un sonido que se reconocer bien zumbo justo en mi cara.

El sonido de vidrios quebrándose.

— ¡Al! — Escuche a Roger gritar con sus pasos apresurados en dirección a donde estaba.

El dolor era fuerte pero al parecer lo que sea que me golpeó no fue para tanto porque no me desmaye ni nada.

Me dolió más aquel pelotazo que me dio Luis y me tumbo aquella vez cerca de la casa de Nina.

— Alana dime que estas bien. — Roger se acerco a mí y sentí que puso su mano en mi espalda.

Yo aún cubría donde dolía y no había abierto los ojos.

— Eso creo. — Respondí y lentamente me destape el rostro para ver a Roger — ¿Que... que tengo?

Él se puso pálido y tenía los ojos muy abiertos.

— Dios mío... Nonono.

— ¿Que tengo? — Pregunté. — Me estas asustando.

— Puta madre. — Escuche a alguien hablar y era Pedro quién había entrado de nuevo a la cabaña.

— No digas groserías... — Intente levantarme pero tambalee, Pedro me ayudo y señale el espejo que estaba en la pared. — Ah... es un cortesito.

— ¿Cortesito? Al tu ceja. — Roger se volvió a acercar. — ¿Por qué no está sangrando? ¿Qué pasa, cuando te cortas sangras no?

— ¿Por qué no estás inconsciente? — Preguntó Pedro. — Te dieron un botellazo.

ª

— Por favor perdóname. — La chica que había lanzado la botella se había quedado parada en medio de la habitación. — Yo... no quería perdón. — Ella seguía muy asustada y respiraba de manera agitada.

— Está bien. — La tranquilice. — Tengo la cabeza dura.

Ella lentamente dejó de respirar de manera acelerada y retrocedió hasta quedar sentada en una cama que estaba allí.

— No, no está bien. — Ahora el alterado era otro. — Dios Ali va a matarme y luego pagará a alguien para que me resucite solo para tener el placer de matarme dos veces.

— Auch. — Dije al sentir una fuerte punzada en la cara. Traté de llevar mi mano para ponerla donde dolía pero...

— ¡Ni se te ocurra! — Roger me detuvo. — No te toques, ay Dios... ¿qué tal si tienes una hemorragia interna? Se ve el corte pero no estas sangrando ¿por qué? No entiendo nada Jesucristo.

— Ya cálmate y cállate que me está doliendo la cabeza.

— ¡Cállate tú rubia oxigenada! — Me respondió gritando.

— ¡Soy rubia natural y lo sabes! — Le respondí en el mismo tono.

— ¿Por qué tanto escándalo? — Escuchamos a Lucía. — Que les pasa porque no salen ya me quiero i... ¿Que le paso?

— Es un cortesito — Ella se acercó a mí y me levantó un poco el rostro con su mano.

— Oye creo que tienes algo en la herida. — Quite su mano de mi rostro y me acerque al espejo.

Si, había algo pero no podía ver bien porque mi ojo se había empezado a inflamar.

— No estoy segura... pero parece un pedazo de vidrio. — Habló Lucía.

This Not Another Enemies To Lovers StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora