∞•Tempestad•∞ [•BNHA•] {Tomura X Oc X Aizawa X LOV}

• ∆ 7 - Insomnio ∆ •

Al salir el sonido constante de los grillos me dio la bienvenida a la realidad, pero no me ayudó con mi sueño, terminé volviendo luego de 20 minutos, aunque al estar pensando en todo y en nada a la vez, terminé subiendo más escaleras de lo normal.

— ¿Qué? Ni siquiera sabía que había una azotea a la cual acceder...

Abrí la puerta de lo que me llevaría a la salida superior del pequeño edificio. Y una vista relativamente alta se posó ante mis ojos -. Me anotaré este lugar para cuando quiera estar sola.

Entré de vuelta y me dirigía a mi habitación, sin poder dejar de ver la puerta de la habitación de Kurogiri, la cual seguía rota y abierta como los últimos días.

Parecía que Kurogiri ya se había ido a dormir, por lo que me asomé, y para mi sorpresa, no estaba acostado aún.

Me le quede viendo en silencio, parecía concentrado escribiendo algo, su cama estaba desarreglada y la sabana estaba tirada en el piso, desde la cama hasta los pies de la silla en donde él estaba, como si se hubiera levantado solo a escribir lo que sea que estuviera anotando.

Preferí no hacer mucho ruido y pasar hacia mi cuarto, perdí una media hora con mi teléfono viendo las noticias para ver si algo de eso me aburría pero no tomaba la mínima gana de dormir, eso llegó a hartarme.

Soltando el teléfono volví a salir al pasillo y vi como Kurogiri estaba esta vez acostado en su cama de espaldas a la puerta, y su libro estaba abierto en el escritorio.

Por un momento quise saber que había escrito pero por respeto decidí no hacerlo. Además de miedo porque se diera cuenta de que entré, quien sabe, la última vez que estuve ahí creí que estaba dormido y no lo estaba, y prefiero no llevarme un segundo susto.

Pasé de él y fui hacia el piso de abajo y para mi sorpresa, en el bar estaba Tomura, quien me dio una mirada primero de sorpresa y luego de indiferencia.

"Parece que nadie planeaba dormir hoy" pensé mientras me daba la vuelta para salir.

Terminé yendo a la azotea, donde el viento de la fría noche me abrazó, y las luces de los edificios a lo lejos decoraban todo el panorama. El mismo viento alborotó mi cabello rojizo, elevándolo con delicadeza hacia un lado tapándome un poco la vista.

Me pasé la mano por el cabello para acomodarlo y luego me senté a la orilla del edificio, balanceando mis pies mientras algunos recuerdos ajenos venían a mi mente.

—Tomura... —dije tan bajo, que el sonido se fue con el viento.

Ese chico... aunque su actitud me hacía aborrecerlo, en cierto modo le entendía y me compadezco, incluso el mismo día de la cafetería quise disculparme pero no lo dije, ni siquiera sé por qué no lo hice en el momento.

Ahora nuestra situación es realmente incómoda, yo no le dirijo la mirada, él seguramente me odie y ni siquiera llevo mi primera semana aquí.

Suspiré y me recosté dejando las piernas fuera. Y poniéndome el brazo sobre la cara me puse a pensar en él.

Puede que me haya pasado con lo que le dije ese día, sé que no debo de hablar con nadie cuando estoy enojada porque no mido mis palabras, pero ese día me colmó la paciencia.

Realmente no sé hasta qué punto le importó lo que dije, ya que no me habla, pero no ha intentado asesinarme... recientemente.

Puede que le hable y actúe como si nada o que me ignore rotundamente, pero esta situación no podía seguir así, me tenía que disculpar, aunque fuera tiempo después.

Me levanté y me dirigí hacia la puerta, y apenas abrí la puerta lo vi, venía escaleras arriba, cruzamos miradas en silencio, un silencio algo incómodo la verdad.

—Ten-

Iba a llamarle, pero la mirada asesina que me brindó en ese preciso momento no me ayudaba, esos ojos rojos sangre estaban gritándome "atrévete, dilo".

Tragué grueso por la presión que dicha mirada ponía sobre mí, pero luego de recordarme quien soy y qué puedo hacer, respiré profundo y lo dije.

—Tenko.

Ni bien dije su nombre el chico comenzó a subir las escaleras demasiado rápido, lo que por acto reflejo me hizo retroceder y cerrar la puerta en su cara.

Escuché el golpe seco de él contra la puerta y luego un par segundos en silencio, sabía que esto solo había empeorado nuestra situación, por lo que decidí abrir de una vez y que pasara lo que tuviera que pasar.

Del otro lado de la puerta había un Tomura en el piso, y con los ojos cerrados.

—No me digas que te dejé inconsciente —dije arrugando el rostro en modo de queja—. Si sigo así jamás estaremos bien.

Le tome y lo saqué pensando un poco de aire le haría reaccionar, me volví a sentar donde estaba antes, esta vez teniéndole apoyada su cabeza en mi regazo, tratando así de despertarle dejando que el viento frio le diera de frente.

—Hey... despierta... —dije metiendo mis dedos en su cabello, peinándole con estos.

Al verlo más de cerca, vi que sus mejillas estaban de un color rojizo, como si hubiera bebido, pero más de lo normal.

—Si estás borracho no creo que despiertes pronto, maldición.

"Pero, pero, pero, pero, ya que no va a despertar podría indagar un poco más" pensé, refiriéndome a sus memorias.

Y lo hice, posando mi mano derecha sobre su cabeza mientras la izquierda cuidaba que no se moviera hacia el lado de la orilla, me puse a indagar en un mar de emociones que me inundaron al instante en que comencé el viaje.

De la nada me sentí triste, melancólica, con ganas de llorar, y quería saber por qué, me moví a lo largo de su vida hasta llegar a su infancia, y vi a su familia, esta vez de manera mucho más clara que antes, su familia...

Sin duda no se daban cuenta de cómo hacían sentir al chico, según ellos todo estaba bien, pero se sentí mal. Pero ¿por qué?

Y lo supe.

—... ¿Querías ser héroe? —dije al aire mientras mi mente seguía conectaba a la suya.

¿Qué? Esto no tenía ningún sentido para mí, ¿Quería ser héroe? ¿Cómo paso de ser un niño con el sueño de ser héroe a querer asesinar a todos y destruir todo?

Y encontré un cúmulo de emociones, justo en un recuerdo.

El cual no era ninguno más que el marcó un cambio rotundo en su vida.

— ¿Qué rayos haces?