CAOS Libro 2

Capitulo 22 Akriel

Ambos sabían lo que eso significaba: Thomas estaría de nuevo con él.

Sin embargo, la felicidad de Alfred se fue apagando conforme más pensaba que su hermano corría más peligro estando con él, que viviendo con los padres de Lucas.

—Hey, quita esa cara, sé lo que estás pensando, y déjame decirte que estás equivocado...

—¿Y cómo sabes lo que estoy pensando?

—Porque yo también lo viví, —Mouse tomó una silla y se sentó junto al pelinegro.— cuando me convertí en Vampiro, también cometí muchos errores. Tenía tanto poder de la noche a la mañana que no podía refrenarme, y aunque Derek intentó enseñarme a controlar mis habilidades, él no me pudo enseñarme a controlar mis impulsos.

Hizo una pequeña pausa mientras tomaba una de las bebidas.

—A diferencia de las Brujas, —continúo— los Vampiros recibimos todo el poder que podemos tener en cuanto nos convertimos. La velocidad, la fuerza sobrehumana, la resistencia, pero sobre todo el instinto asesino. —Alfred desvío la mirada.— Las ganas de alimentarte y asesinar personas cada día de nuestra vida. Y a decir verdad, no conozco a un Vampiro que no haya tomado alguna vida inocente en su inmortal vida. La sed de sangre es insaciable, y la desesperación quebranta hasta el más fuerte.

—¿Tú... asesinaste a alguien?

Mouse asintió con la cabeza.

—¿Y cómo le haces para vivir con... eso?

—Bueno, lo primero que debes entender es que lo que hiciste fue de manera inconsciente, —El pelirrojo dejó sus cubiertos y le miró a los ojos— también debes aceptar que no puedes hacer nada para cambiar lo que hiciste, y por último debes comprender que nada de lo que hagas traerá de nuevo a esa persona, así que de nada sirve lamentarte toda la vida...

—¿Y qué hay de la culpa?

—Tratas de sobrellevarla —dijo Mouse mientras ponía una de sus manos en el hombro de Alfred—, todos cometemos errores, Alfred, algunos son más graves que otros; pero cuando entiendes que todos tenemos algo de que arrepentirnos, es cuando te vuelves consciente de que puedes mejorar. —Hizo una pequeña pausa.— Hay más de un camino hacia el perdón, solo necesitas dar el primer paso...

Mouse vio como Alfred intentaba asimilar todo lo que le había dicho, sabía que era difícil; nadie se podía recuperar al cien porciento de su primer asesinato.

Especialmente Alfred, quien recibió un poder más grande del que había podido ver en mucho tiempo.

Y si, definitivamente Alfred tenia un camino muy largo por recorrer.

Alfred era un buen chico, solo había pasado por demasiado para su corta edad, Mouse deseó poder haberse acercado antes, tal vez así hubiera podido apoyar más a Alfred.

—¿Salsa Alfredo...? —dijo el pelinegro señalando la pasta.

—¿Me vas a decir que no te gusta? —preguntó Mouse fingiendo indignación, arrancándole una sonrisa al menor en el proceso.

—En realidad no, pero de todas formas gracias, Mouse, en serio.

—No tienes nada que agradecerme, no estás solo, nunca lo olvides...

Alfred no respondió, solo asintió levemente mientras tomaba uno de los platillos, y comenzaba a comer.

***********

Todos hemos experimentado el incómodo momento de cuando vas entrando a un lugar y todos se quedan callados y te miran fijamente; ese momento cuando sientes un nudo en el estómago y lo único que quieres es volver por la puerta por dónde entraste, volverte invisible y borrar todo recuerdo de que estuviste ahí.