Luego de comer nos fuimos hasta mi casa. Al llegar no quería bajar del auto. Había sido una noche muy linda, pese a todo lo malo.

—Son casi las 4am. —digo. —Es muy tarde.

—Si, la pase muy bien. Gracias por ser mi acompañante. —Dice sonriendo mientras se recarga en su asiento y me mira.

—Te ves cansado.

—Lo estoy, esos vasos en el beer pong no ayudaron con la desvelada.

—Te va a sonar muy atrevido pero, ¿no te quieres quedar a dormir aquí?, te puedes ir por la mañana.

—Umh, no, no creo que sea buena idea. No quisiera faltarle el respeto a tu padre.

—No, no, él se va temprano al club, ni se va a dar cuenta. Vamos, es muy tarde. Es eso o dormiremos aquí. —digo. —No planeo dejarte ir así de cansado. Podrías chocar el Cadillac que no me dejaste conducir.

—Cierto, cierto, lo siento. Si quieres conducirlo aún puedo...

—No, ya será en otra ocasión. Ahora vamos, Baja del auto. Bueno, mejor deja abro el garaje y lo estaciona detrás del mío. Porque en el otro están los autos de mi padre. Y si no verá tu auto. —digo.

—No es necesario, en verdad, puedo irme a casa.

—No te dejaré ir. Ya te dije.

—Bueno, entonces ven conmigo. —Dice sonriendo. —Te traigo por la mañana.

—Bien, vámonos. —digo luego de pensarlo por un momento.

No sé si era el momento o la ebriedad, o quizá el golpe en la cabeza. Pero a mí me parecía la mejor idea.

Condujo por algunos minutos, veinte aproximadamente. Llegamos a un edificio de departamentos. Nos estacionamiento en el subterráneo. Luego me ayudó a bajar del auto.

—Vamos, usaremos el elevador. Son muchos pisos. —Dice.

Subimos al ascensor y marcó el piso 13. Mientras subíamos agarré su brazo, ya me sentía cansada de las zapatillas.

—Vamos. —Dice cuando las puertas se abren. Toma mi mano entrelazandolas y caminamos por el pasillo hasta el final del pasillo. Abre una puerta e ingresamos al lugar. Un lindo departamento, muy bien amueblado, todo muy organizado. —Bienvenida, dejame revisar que no haya un desastre en mi habitación. Porque vine a cambiarme y no quiero que te lleves una mala impresión. —Dice y suelta mi mano para luego caminar hasta una puerta y entrar.
Tiene una vista hermosa de la ciudad. Todas las luces de los edificios y autos, provocan deleite.

—Listo. —Dice saliendo. —Todo en orden. ¿Gustas algo de beber?

—Agua está bien. —Digo. Él me sirve agua en un vaso y me lo entrega. —Me gusta tu departamento, está muy organizado.

—Casi no estoy aquí. Eso es. —Dice.

—¿Porqué?

—Estoy encargandome de amueblar la que será mi casa. Y debo asegurarme de que las habitaciones para mi hermana, padres y abuelo estén listas antes de agosto.

—Oh, vaya. —digo y dejo el vaso en la barra. —Lista.

—Vamos a la habitación.

—¿Dormiré contigo?

—No, dormirás en mi cama. Yo dormiré en la sala, no te preocupes. Vamos. —Lo sigo para entrar a la habitación.
Todo muy bien organizado. Colores neutros. Una enorme cama, no tiene nada de divertinaje, al parecer.

—Te voy a prestar una pijama, para que duermas más cómoda. —Dice y me entrega un conjunto de seda color azul marino.  —El baño está al fondo.

Camino hasta el baño y me desvisto para luego ponerme la pijama. Me queda muy grande, pero al menos ya me siento más relajada.
Me lavé la cara, me solté el cabello, hice mis necesidades y luego salí. Harry se encuentra en su armario tomando unas colchas.

—Lista. —digo. Él voltea a verme y sonríe.

—Sólo tomaré unas cosas y te dejaré para que duermas.

—No, creí que bromeabas. Puedes dormir conmigo. No te haré nada, lo prometo. —digo y el ríe.

—No puedo hacer eso. Es la primera cita Scarlett. No podemos compartir una cama en la primera cita, me oirás roncar y después no querrás una segunda cita. —Dice ocasionando que ría. Me levanto y le quito la colcha de sus manos.

—Vamos, si duermes en la sala, dormiré contigo allá. En mi casa ibas a dormir en mi cama, no te dejaría sólo en un lugar desconocido. Devuelve el gesto para mí. —digo sonríendo. Él sonríe y camina hasta la puerta. La cierra y luego me quita la colcha para regresarla a su lugar.

—Hay que dormir entonces. —Apaga la luz dejando solo la iluminación de las lámparas de sus muebles a los costados de la cama.
Me acuesto en la cama y el también lo hace. Luego ambos apagamos las luces.

Y fue entonces cuando me di cuenta de la locura que estaba haciendo. Estaba acostada en la cama de un desconocido.

—Buenas noches Scarlett. —Dice casi en mi oído.
Puedo ver la siluaetade su rostro. Está viendo hacia mí lado.

—Buenas noche Harry. —digo.

—Mi familia me dice así.

—Oh, lo si...

—No te disculpes, no dije que no puedes hacerlo. Te lo permito.

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