1. Que sea un príncipe azul

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2011, febrero.

Harry estaba nervioso. Se había animado por fin a anotarse en un casting y mentirle a sus padres para ir. Estaba solo, sus "amigos" le habían demostrado que no podía confiar en ellos al mostrarle a su madre su diario íntimo, y sabía que habían sido ellos a pesar de que se lo negaran.

¿Cuál había sido el resultado de su obligada salida del closet? Estaba castigado, le habían sacado sus esmaltes de colores y sus pañuelos para sujetarse el pelo. ¿Cuál fue la solución a su pelo largo? Cortarlo, y también cambiarle toda la ropa por cosas más masculinas, dignas de un adolescente de 17 años. Ahora caminaba por la calle y robaba miradas y suspiros de las chicas más hermosas, pero él solo quería tirarse abajo de un auto y llorar. ¿Por qué no lo dejaban ser quien era?

-¡Tomlinson, detrás de Styles!- Medio que saltó al escuchar su apellido. Se giró al oler un perfume floral precioso y se encontró con una alta chica de sonrisa bonita y pelo lacio castaño.

-Hola Styles, soy Tomlinson.- Bromeó con voz arrastrada y Harry sonrió nervioso.

-Ho-hola. Soy Harry, es un placer conocerte.- ¿Cómo se le ocurrió ir a ese lugar? Tenía que huir.

-Al fin alguien amable en este nido de víboras.- Bufó acomodándole la camisa.- Soy Félicité, pero no me digas así, es un placer conocerte también.

-De acuerdo.- Parpadeó.- ¿Cómo quieres que te diga?

-Fizzy, Fel, cuñada.- Soltó una carcajada cuando el asustado chico abrió mucho los ojos.- Ya verás.

Harry se angustió. ¿Cómo iba a decirle a esa chica amable que era gay? Tal vez si mentía y decía que tenía novia...

Apagó su neurótica cabeza y se concentró en su objetivo: entrar a ese casting y desfilar. Cuando lo llamaron toda su actitud había cambiado, dejando afuera al nervioso adolescente para darle paso al descarado chico que vivía naturalmente en él.

-Mi nombre es Harry Styles, tengo 17 años y soy el futuro modelo de esta campaña.- Les guiñó un ojo a los presentadores que lo miraron sorprendidos.- ¿Qué caminatas desean que les muestre?

Los deslumbró sin siquiera sonreír. Sus pasadas fueron serias, solo luciendo lo que tenía puesto y su persona entera, sin tratar de robar el protagonismo de la pasarela. Era discreto pero imponente, absolutamente perfecto.

Cuando salió de ahí casi se desmaya de los nervios. ¿Él había hablado y modelado así? ¿De verdad? No podía ser cierto.

-No sé una mierda de modelaje, pero definitivamente acabas de comerte esa pasarela.- Una voz divertida lo hizo girar y quedarse sin respiración, porque el dueño de esas palabras era un chico precioso con los ojos más celestes que la vida vio jamás. Rasgos filosos y mirada penetrante, un desastre de pelo que le quedaba absurdamente bien.- Tenías razón, sin embargo.

-¿Con qué?- Contestó casi en automático, aún recuperándose de la vista de ese chico hermoso.

-Serás el modelo de esta campaña y de muchas más.- Le sonrió achinando sus ojos, y Harry jura que ese fue el momento en que se enamoró.- Soy Louis.

-Harry.- Se removió nervioso bajo su mirada.- Es un placer conocerte Louis, te agradezco tus palabras.

-Es la verdad.- Ladeó la cabeza sintiéndose divertido. Se lanzó.- ¿Te gustan los chicos, Harry?

-¿Q-qué?- Se puso absolutamente nervioso. ¿Cómo lo supo? Si estaba vestido con la ropa que su padre compró para que solo lo miren chicas.- ¿P-por qué?

Los deseos de HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora