CAPÍTULO DIECIOCHO.

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FRANCHESKA

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FRANCHESKA.

Aquellos ojos negros me observaron con señalamiento, mientras yo sentía que mi corazón latía más y más rápido, a tal punto de desear detenerse.

Tuve algo por decir, pero no estaba muy segura de qué, ya que Anthony, el sobrino de Aleksander, me preguntó si era una prepago y después dijo algo sobre mi tarifia era por horas o la noche como tal.

No escuché bien, estaba sintiendo alguna clase de pánico y comencé a caminar hacia el baño de la habitación, buscando poner distancia entre él y yo, mientras escuchaba de nuevo alguna otra pregunta y después la mención de Lory, la prometida del rubio.

Había estado en el regazo de un hombre prometido, dejándolo que me tocara, mientras yo gemía y deseaba más de él y de lo que podía darme.

Había pasado aquella barrera y no había marcha atrás, menos cuando el sobrino de él me estaba observando como si yo fuese de lo peor y era verdad: Era de lo peor y no necesitaba que me lo recordaran.

Cerré la puerta del baño casi en las narices del sujeto, mientras buscaba rápidamente mi ropa del día anterior y me vestía con prisa. Casi de manera monótona, lavé mi rostro y después lavé con prisa mis dientes, pensando en que tendría que dar la caminata de la vergüenza para poder salir de ese lugar con mi integridad medianamente intacta, mientras el sobrino de él probablemente continuaba diciéndome más cosas.

Era idéntico a su tío -al menos en la forma de ser-, aunque estaba bastante claro que Aleksander no tenía que ser vulgar para llegar a ser hiriente.

—¿Qué hiciste, Francheska? —me pregunté en voz baja, mientras miraba mi reflejo en el espejo y me veía más pálida que nunca—. ¿Qué hiciste? ¿Cómo acabaste aquí?

No iba a negarme a mi misma que en la madrugada anterior había sentido miles de cosas, incluso más. Pero la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento no valía la pena, porque sabía que aquella vergüenza vendría atada a muchos problemas.

Mierda.

Até mi largo cabello en una coleta alta, mientras trataba de calmarme e incluso me di tiempo, pensando que el sobrino de él eventualmente se cansaría de esperar y se iría a buscar a Aleksander para preguntarle por mí.

—¿Dónde estaba él? ¿Cómo no se había dado cuenta de qué su sobrino había llegado? ¿Y si en vez de su sobrino, hubiese sido Lory, su prometida, quien hubiese llegado?

Ni siquiera deseaba pensar en lo que podría ocurrir si esa mujer me encontraba en la casa de él. Era evidente de que no habría excusa para explicar aquello y el problema que se me armaría sería tan grande y bestial, que incluso mi padre saldría salpicado y aquello era lo último que deseaba, porque sin importar de qué el mundo se me estuviera viniendo encima, yo jamás querría que mi padre supiera cosas malas de mí.

Que él realmente llegara a ver la clase de mujer que podía llegar a ser.

No pude evitar preguntarme si al ser descubierto, de alguna manera, Aleksander me defendería o no.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora