d i e c i s i e t e.

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Al llegar al circuito pudieron darse cuenta de que todo el público ya estaba aglomerado en un punto de la calle, la castaña sujetó fuertemente el brazo del pecoso y el del chico de lentes, incitandolos a correr lo más rápido que pudieran en ese instante solamente para tener una buena vista de lo que estaba sucediendo en la línea de salida. El cenizo sacó las llaves de su auto y comenzó a caminar detrás de sus amigos, suspirando con las manos dentro de sus bolsillos.

Estar en ese lugar ahora era extraño, se sentía raro. Ver hacia los lados y encontrar toda la maleza del lugar exactamente igual al tramo del recorrido que vió en el vídeo le hacía estremecer.

A medida que se iba acercando más a su grupo veía como la gente, enloquecida de emoción y algunos de miedo, gritaban alzando sus brazos, ejerciendo presión para que la competencia comenzara de una vez. Tuvo que empujar a ciertas personas y escabullirse dentro de pequeños espacios para llegar al punto exacto dónde el pequeño pecoso y los otros dos chicos le esperaban, una vez cerca se dió cuenta de que Shindo también estaba allí, luego de un leve apretón de manos amistoso los chicos se unieron a la conversación del trío de estudiantes delante de ellos.

—No, yo tampoco lo veo... —dijo la castaña mientras volteaba de un lado a otro buscando a alguien.

—¿Qué sucede? —el cenizo se atrevió a preguntar acercandose un poco más.

El pecoso, al escuchar la voz del mayor, se volteó rápidamente y lo abrazó fuerte, apretándolo contra su cuerpo en busca de algo de calma. Katsuki no ejerció ningún tipo de resistencia, solo acarició su nuca mientras sujetaba la cintura del menor con su mano libre.

El de lentes miró por unos segundos a la pareja de chicos y suspiró, haciendo contacto visual con Katsuki segundos después.

—Está nervioso por la carrera. —logró modular Iida con sus labios sin hacer sonido alguno.

El ojirubí solo hizo una mueca al encontrarle sentido al comportamiento del menor, asintió en agradecimiento al de lentes por haber respondido a su incógnita luego de esa breve mirada suplicante hacía solo unos segundos. Uraraka solo siguió buscando lo que sea que estaba buscando con su vista por algunos segundos más, acaparando la atención de Shindo.

—¿Qué tanto buscas? —preguntó el de cabello negro.

—A Mirio, no lo veo por ningún lado.

Katsuki, por inercia, también comenzó a mirar hacia los lados buscando algún rastro del alto rubio. Escuchó un suspiro bastante desalentador de parte del chico a su lado.

—¿No vino? —se atrevió a preguntar el de ojos rubí.

—Mirio jamás faltaría a una competencia de Tamaki, mucho menos la de hoy... —habló el más bajo contra su pecho.

Todos voltearon a verlo y asintieron levemente, concordando con lo que el peliverde decía.

—Entonces, ¿dónde está?

La pregunta que hizo quedó en el aire, recibiendo una mirada incomprensible de parte de los tres chicos a su alrededor, el pecoso solo se aferró aún más fuerte a su abrazo luego de eso y suspiró, comenzando a respirar forzado.

Katsuki se sintió inquieto, de repente un escalofrío bastante incómodo se hizo presente en su cuerpo. Tan solo el hecho de pensar en que al mayor le pudo haber pasado algo, especialmente algo hecho por aquel personaje, le hacía querer vomitar.

—Mirio está bien, tengo fé en que solo está algo atrasado... —agregó el de lentes rascando su cabeza.

La castaña solo mordió su labio inferior nerviosa y volteó, volviendo su vista al chico de cabellos azules y traje negro con azul que se encontraba estirando a unos centímetros de distancia de la línea de salida. Todos la imitaron, fijándose en lo mucho que se esforzaba Tamaki en disimular los nervios y la ansiedad que, de seguro, sentía en ese momento en particular.

Cool Kids| k.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora