Capítulo 46.

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Esta foto es más o menos como son los nuevos uniformes.

Partido final.

Theo.

Algunos días después.

Aparco el auto en el estacionamiento de la universidad. Mi novia se encuentra aquí realizando su último ensayo junto a las porristas. El partido es mañana y está intensa con todos los detalles, dice que todo debe ser perfecto para su último baile como porrista.

La graduación es este domingo, o sea dos días después del partido. Al fin saldremos por completo de la universidad.

Volviendo al tema de la graduación, ya se encargó de nuestros vestuarios en compañía de Camila, tienen complejo de estilistas.

Entro al campo de fútbol y la veo justo en el centro, todos los reflectores las alumbran mientras bailan. Sigo caminando mientras la veo bailar.

Es buena, muy buena.

Las chicas la dejan arriba sosteniendo solo uno de sus pies mientras levanta el otro, haciendo una pose muy parecida a las que hace mientras patina.

Nota mi presencia cuando la bajan y hace una voltereta quedando al frente de las demás. Sonríe corriendo a mi lado y me abraza envolviendo sus piernas a mi alrededor, ama hacer eso y yo amo que lo haga.

La tomo por los muslos sosteniéndola.

—¿Ya terminaron? —Pregunto y asiente.

—Este era el último. —Me da un corto beso que extiendo.

—Esta falda me trae un recuerdo —murmuro pegado a sus labios—. Nuestra primera noche... —me calla con otro beso envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello.

—Qué asco, paguen habitación —Camila nos interrumpe—. A este paso seré tía el próximo año.

—Que ni Dios lo quiera —contesta Madison sin bajarse—. Por ahí en cuatro o cinco años, ahora no. ¿Verdad? —Me mira y asiento confirmando sus palabras.

—Cuñado, te la robo dos segundos. —Habla Camila. Ella baja, privándome de sus brazos.

—Vuelvo en un momento, espérame en el auto.

Como dijo me voy al estacionamiento, el anillo de compromiso vuelve a rondar mi cabeza. No tengo ni puta idea de donde lo guarda.

Mi suegra se está quedando en su departamento y podría decirle que lo busque ahí, pero si le cuenta a Madison que lo estoy buscando será un jodido problema.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando abre la puerta del Lamborghini. Entra y salimos de los alrededores de la Imperial Élite Of London.

De la nada se acerca besando mi cuello, empieza a subir a hasta mi mejilla y luego muerde el lóbulo de mi oreja. Guardo silencio dejándola ser ella mientras conduzco.

Llegamos al estacionamiento del edificio más rápido de lo que deberíamos.

—Joder, no hagas eso —susurro—. Sabes cómo me pongo cuando te veo con esa falda.

—Esa es la idea.

Se quita el cinturón de seguridad y hago lo mismo, muevo la palanca echando mi asiento hacia atrás y la invito a subirse a mi regazo.

Lo hace y seguido de eso la beso, tomo sus nalgas entre mis manos apretándolas, me encantan y ella lo sabe. Restriega su coño contra mi erección endureciéndome más.

Dejo su boca bajando por su cuello, su piel se eriza dándome lo que quiero, subo la minifalda hasta su cintura y paso mis dedos por su coño, está tan mojada que lo puedo sentir aun por encima de las bragas.

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