Los acordes del conjunto de cuerdas que tocaban afuera desde un balcón sobre los jardines flotaban en el aire cálido de la noche. Por lo fresco que había sido el verano, el aire lleno de vapor se había precipitado sobre la tierra en los ultimos dos dias. Con una última mirada a su alrededor, Joanne colocó la punta de sus botas en las enredaderas. Con las manos buscó entre las hojas, encontrando tronco tras tronco, fue subiendo más y más , escalando rápidamente el costado del castillo.

Primer nivel, listo. Sólo faltaban dos más. Mientras se estiraba hacia arriba con su mano derecha, su mano izquierda resbaló. Sus músculos se  contrajeron, los dedos de la mano derecha agarraron con fuerza la enredadera más cercana, las puntas de sus botas se clavaron más fuerte en los puntos de apoyo que había encontrado.

Se detuvo por un momento, apoyando la mejilla en las hojas verdes mientras miraba fijamente su mano izquierda, cuanto la odiaba ahora mismo. Se había dejado el guante izquierdo puesto, cosa que ahora lamentaba mucho. El cuero empezaba a resbalar con el rocío nocturno sobre las hojas. ¿O fue su fuerza la que le fallo? Por mucho que había tratado de negarlo, su brazo izquierdo nunca volvió a ser el mismo desde el incendio.

Maldita fuera su extremidad débil.

Volteó la cabeza, colocando ahora su mejilla izquierda sobre las hojas. Miró hacia arriba, encontrando su línea de nuevo en las sombras de la luna. Ella tenía que hacer esto, tenía que entrar allí.

Había estado planeando esto durante demasiado tiempo como para que se le escapara debido a un guante resbaladizo.

Más determinada a culminar su venganza el dia de hoy. Una mueca apareció en sus labios y sujetó con fuerza sus dedos izquierdos alrededor de la enredadera que acababa de deslizarse.

Arriba. 

Sólo un poco más.

Dedos del pie derecho solidos.

Brazo arriba.

Dedos del pie izquierdo sólidos.

Brazo arriba.

Arriba.

Estaba casi allí. las enredaderas empezaban a ponerse delgadas, pero ella casi había llegado. Dos apretones de mano más y podía encajar el pie en el alféizar de la ventana.

Levantó la mano derecha, estirándose en toda su longitud, levantando los dedos de su pie derecho. Arriesgado, pero tenía que llegar a la siguiente vid. El hormigueo en su mano izquierda comenzó de repente. Repentino y paralizante, inundando todo su brazo.

Su mano perdió toda su fuerza, era un órgano inútil ahora. Otra vez, no sentía nada.

Agarró lo que pudo con la derecha. Un montón de hojas. ¡Oh, no! Solo hojas. Sus delgados tallos arrancados, una pequeña ruptura de la vid tras otra. Se deslizó hacia atrás antes de que supiera lo que estaba pasando.

Estaba en el aire.

La cálida brisa de verano la envolvió, casi reconfortándole mientras caía.

Abajo.

Abajo.

Y luego...

Todo negro.


¿Que piensan de nuestra protagonista?
¿Creen que está acertada en sus pensamientos hacia Dominic, o se llevará una gran sorpresa?

Ahora sí, nos leemos el 15/09/2022 a la misma hora.
Recuerden recomendar la historia para que más gente se sume a esta comunidad.
Y síganme en redes que por ahí dejo cositas interesantes a veces.
Besos y abrazos a la distancia.

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