13. Por favor.

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⚠️Tw: Violencia.








Doyoung regresó a su hogar, completamente devastado. No sentía ganas de hacer nada, solo anhelaba con toda su existencia recostarse un momento y llorar toda la noche por ese amor fallido.

En su mente seguía rondando el típico "¿qué hice mal?", buscando y rebuscando algún motivo por el cual sus acciones molestaron tanto a John como para hacerlo llegar a este punto.

Cuando era joven, escuchó decir a su madre: "Si tu pareja te es infiel, es debido a que tú estás haciendo algo mal y ya no le interesas".

Admitía haberse equivocado muchas veces, no era un santo, tal vez sus celos ya le habían hartado, o incluso sus ganas inmensas de querer estar con el casi todo el tiempo.

Cada prenda de ropa que entraba dentro de la maleta era un peso extra que se agregaba al corazón de Doyoung. Le costaba tanto hacerlo, que se vió en la obligación de detenerse unos segundos para calmar su llanto y después seguir con aquella difícil tarea. Era sumamente doloroso, debía dejar el departamento casi de inmediato porque ni siquiera le pertenecía, en cualquier momento John podría llegar, incluso acompañado de Taeyong, y echarlo a la calle, sin darle tiempo de tomar sus pocas pertenencias.

Encontró, entre todos sus recuerdos guardados, una antigua fotografía impresa en la cuál se encontraban el y su novio, cuando aún iban en la secundaria, para ser más específicos; durante su primer mes siendo novios. Recordó, con tristeza en su alma, lo feliz e ilusionado que se encontraba por visitar el arcade de la esquina con John, las risas de ambos porque eran malísimos para los videojuegos y el primer beso (de muchos) que se dieron durante todos estos largos años.

—¿Qué nos sucedió? —preguntó en un susurro, aún mirando la fotografía en sus manos. —Crecimos y perdimos inocencia. Eso nos sucedió.

No podía deshacerse de ella, así que la guardó en su maleta, muy al fondo.

Su contrato con la empresa había sido anulado, así que no regresaría con los chicos aunque eso quisiera en el fondo de su corazón. Según lo acordado, dejarían que pasara alrededor de un mes para anunciar oficialmente su salida y borrar así su existencia de las redes sociales del grupo, con una carta igual de hipócrita que la persona encargada de manejar estos asuntos.

No tenía nada.

Se quedó sentado en el suelo de la habitación un par de minutos más, sin poder encontrar la fuerza suficiente como para tomar la maleta y abandonar el lugar que, durante su transición de adolescente a adulto, consideró un hogar, esa zona segura a la cual corría cuando el mundo le hacía sentir que no valía nada.

Su llanto volvió a invadirlo al escuchar que John estaba entrando al departamento, llamándolo por su nombre completo varias veces antes de tocar la puerta de la habitación con insistencia.

—Kim, abre la puerta —habló John, tratando de escucharse lo más amable posible. —Corazón mío, ¿qué sucede? por favor, ábreme, quiero darte un abrazo.

No era tan idiota como lo pintaban, sabía que John ya había visto las tendencias en Twitter.

—No —respondió en voz baja, alejándose de la puerta cuando los golpes se volvieron más fuertes.

—Es falso. Todo lo que viste es falso, mi amor —John intentó abrir la puerta varias veces, pero nada parecía funcionarle. —¡Kim DongYoung! ábreme la maldita puerta y deja de ocasionar problemas innecesarios entre nosotros. Vamos a hablar como dos adultos.

—¿Para que quieres que hablemos? —sollozó. —¿Para que me mates, John? peor aún... ¿para que me amenaces con matarte?

—Kim...

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