Akashi Seijuro x Reader "Comienzo"

"Comienzo"

En tanto el viento movía tu cabello y acariciaba tu rostro, a tu oído llegaba la melodía de un violín. No era cualquier melodía, sino una canción que hacía que tu corazón latiera con rapidez y tus mejillas se pinten de color carmesí. Ese sonido llegaba a tu cabeza amenazando tus pensamientos con solo querer escucharlo por siempre, sin dejarte oportunidad de abandonar la idea.

-________-san.... _______-san-. Alguien pronunciaba tu nombre.

-¿Eh?-. Dijiste adormilada mientras abrías lentamente tus ojos.

-¡_____san! ¡Despierte por favor!-. Gritó el maestro dejando caer su libro contra tu pupitre.

-¡Lo siento!-. Gritaste asustada.

-Por favor, ponga atención a la clase-. Dijo antes de retirarse.

Al momento en que se fue miraste por la ventana, las hojas de los árboles de cerezo comenzaban a caer, pero lo que más te importaba era si el sonido de esa melodía era tu imaginación o fue una persona capaz de emitir aquel sonido lleno de dulzura.

Al terminar la clase tu amiga se acercó a ti.

-De verdad, te dormiste en clase ________-. Se rió mientras apoyabas tu cabeza sobre el pupitre.

-No te rías, maldición-. Le dijiste mientras ocultabas tu rostro sobre este.

-Por cierto, cuando no pusiste atención el profesor dijo que fueras a la sala de maestros-. Dijo tu amiga sonriendo.

-¿Qué?-. Te sorprendiste.

-¿Crees que no me di cuenta? Mirabas la ventana con esa cara tan tierna, no es propio de ti _________-. Comenzó a reír aún más a lo que te sonrojaste.

-Tch...-. Refunfuñaste. –Cállate-.

-_______ tienes que apresurarte, el maestro dijo que fueras al finalizar las clases-.

-Si si, ya voy-. Te levantaste del pupitre, tomaste tus cosas y comenzaste a caminar, antes de salir del salón volteaste con tu amiga para decirle...

-Puedes irte si quieres, ahora no tienes que esperarme-. Dicho eso tu amiga sonrió.

*Ding* *Dong*

Las campanas sonaron por los pasillos indicando que era la hora de salida, aceleraste tu paso para llegar a la sala de maestros, comenzaste a correr pero después de algunos minutos tropezaste con alguien dejando caer las cosas que traías entre brazos al suelo.

-Lo siento-. Dijiste sin mirar a la persona con la cual te habías topado.

Al levantar tu mirada, observaste a un chico pelirrojo que te miraba directamente a los ojos mientras tomabas tus cosas del suelo. Por unos segundos perdiste la noción del tiempo al encontrarte con su mirada mientras te era difícil pronunciar una palabra hacia él.

Con la finalidad de disculparte, al abrir tus labios estos se trabaron, a lo que esta vez el chico sacó unas tijeras de su mochila la cual colgaba de su hombro...

-¿Qué?-. Dijiste algo preocupada.

El pelirrojo se acercó a ti con las tijeras en mano a lo que involuntariamente diste un paso hacia atrás. Antes de seguir avanzando te detuviste...

El chico tomó tu falda llevando las tijeras hacia esta cortando un hilo que colgaba de ella. Al separarse el chico te miró...

-Lo siento-. Murmuraste, pero era suficiente para que el pelirrojo alcanzara a escucharte.

En primer lugar no sabias el porqué de disculparte. Solo era una reacción que tú misma no podías evadir.

-Está bien, no importa-. Dijo el chico guardando las tijeras, dio un paso adelante siguiendo su camino pasando a un lado tuyo.