23. En tus brazos

2.1K 140 10
                                    

Remuevo la comida en el plato, sin hambre. Estaba inquieto. Con una presión en el corazón.

Sentía que algo malo le estaba ocurriendo a Kacchan y mi corazón lo sabia.

Tenia miedo de que algo le ocurriese.

—Izuku, ¿estas bien?— pregunta mi madre preocupada.

No, no estaba bien.

En ese momento el timbre de la casa suena. Rápidamente me levanto y corro hacia la puerta.

—¡Izuku!— grita mi madre.

La ignoro y al llegar a la puerta la abro.

Mi corazón duele aun más.

Kacchan se encontraba delante de mi, llorando y temblando de frío.

—Kacchan…

No me deja terminar. Se lanza hacia mi, abrazándome con fuerza y poniéndose a llorar en mi cuello.

Lo abrazo, acariciando su cabello con suavidad.

—Tranquilo amor, estoy aquí, todo estará bien.

No sabia lo que había pasado. Pero lo que si sabia es que me tenia aquí para él, para lo que necesitara. Siempre estaría para él, para lo bueno y para lo malo.

—Izuku— aparece mi madre—¿Quién a…?— se calla al vernos.

Le hago una señal con los dedos y la boca de que no diga nada. Me señala el salón avisándome de que estaría allí para lo que necesitara. Asiento, empezamos a caminar, aun abrazándonos y entramos a mi habitación.

Nos tumbamos en la cama, con él sobre mi, abrazándome con su cabeza escondida en mi cuello.

Estuvimos un rato así, sin hablar. Cuando noto que su respiración se ha relajado decido hablar.

—Kacchan— susurro. Aprieta el agarre en mi cintura—. ¿Qué ha pasado?

Seguía con la cabeza en mi cuello.

Agarro sus mejillas, levantando su cabeza, mirándolo a los ojos. Me tenso al ver su mejilla de un tono morado.

Le habían pegado.

Se me forma un nudo en el estomago y las lágrimas amenazan con salir.

—¿Q-Quien te ha hecho esto?— pregunto, a punto de llorar.

—Nadie importante— aprieta la mandíbula.

—Si que importa, lo hace cuando te hacen daño.

—No quiero hablar de ello— apoya la cabeza en mi hombro.

—Kacchan— acaricio su cabello con suavidad.

Suspira.

—Me han echado de casa.

Abro los ojos, sorprendido.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Por amarte. Por según ellos, ser un maricón.

Se me humedecen los ojos. ¿Por qué tenían que existir personas así? ¿Por qué hacerle daño a una persona tan buena?

Lo abrazo con fuerza.

—Tus padres…,¿te han pegado?

—Esos ya no son mis padres. No son nada mío.— musita con rabia.

Empieza a contarme todo lo que ha pasado. Por cada cosa que me contaba mi corazón dolía más. No se merecía nada de lo que le habían echo pasar durante tantos años.

Miradas indiscretas {Bakudeku} (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora