Miradas indiscretas {Bakudeku} (Terminada)

12. Recreo

¿Dónde estoy?

No veo nada.

"Deku"

Alguien me llama.

"Deku"

Esa voz, yo conozco esa voz.

"¿Kacchan?"

"Deku"

Estaba todo muy oscuro, no veía nada.

"¡Kacchan!, ¿Dónde estas?"

"Ven conmigo"

"¡No puedo verte!, ¿Dónde estas?

Me estaba agobiando. No lograba ver a Kacchan y...lo necesitaba.

"Deku, quiero abrazarte, ¿Por qué no me abrazas?"

"Kacchan..."

"¿Es que ya no me amas?"

"¡Claro que te amo! Eres la persona más importante en mi vida."

Se me llenan los ojos de lágrimas.

"¡Te amo con toda mi alma, Kacchan!"

"Entonces, ¿Por qué no vienes y me abrazas?"

"Porque...

—¡Midoriya!

—¡Ahhh!— me sobresalto, volviendo a la realidad.

Parpadeo, confundido.

¿Había sido un sueño?

Se había sentido tan real.

Levanto la cabeza y lo primero que veo son los ojos enfadados del profesor.

Oh no.

—E-Eh, yo...

—¿Se puede saber porque estabas durmiendo, en vez de prestar atención a la clase?

—Y-Yo..., lo s-siento mucho, profesor Aizawa.

—Más te vale que no vuelva a suceder.

—S-Si.

...estamos en clase."

El profesor se da la vuelta y continua con la clase.

Tuerzo la cabeza, discretamente, buscándolo con la mirada. Casualmente, él también me estaba mirando.

Me sonrojo.

Me da una pequeña sonrisa, nostálgica.

Estábamos en clase, por lo que no podíamos ni abrazarnos, ni besarnos. Lo que nos tenia un poco desesperados y tristes.

Quería lanzarme a sus brazos y besarlo sin parar, mientras me estrechaba entre ellos.

Y se que él también se sentía así.

Pero no podíamos...

Durante las clases no podíamos ni acercarnos, ya que los demás sospecharían.

Estar al fin juntos, pero no poder acercarnos...

Era muy doloroso.

Hago una mueca y suspiro, volviendo mi atención a la explicación del profesor.

Debo dejar de pensar en eso.

∞∞∞

Estaba recogiendo las cosas para salir al recreo cuando recibo un mensaje.

¡Es Kacchan!

—Te espero detrás del edificio, en las gradas.

¿En las gradas? ¿Por qué quería que fuera? Allí no iba nadie...

Sonrío inconscientemente.

¡Soy un idiota! ¡Quiere verme a solas!

Recojo todo y salgo rápidamente de clase.

Al salir del edificio empiezo a correr hacia las gradas.

Estaba muy emocionado.

Quería verlo.

Quería abrazarlo.

Quería besarlo.

Quería estar con él.

Cuando llego a las gradas lo veo, de espaldas. Una gran sonrisa surca mis labios.

—¡Kacchan!

Al escucharme se gira. Sonríe ampliamente al verme.

Me lanzo a sus brazos al llegar a él. Me recibe entre ellos, apretándome con fuerza en un fuerte abrazo. Aspiro el dulce aroma de su pelo.

—Kacchan...— susurro.

—Mi Deku...— deja un beso sobre mi cuello—, que ganas tenia de sentirte.

—Kacchan...— afianzo el agarre en su cuello—. Me moría por sentirte entre mis brazos.

Me mira con una gran sonrisa en sus labios. Me quedo embobado mirando sus ojos tan hermosos y brillantes.

Acerco mi boca a la suya y nos fundimos en un beso lleno de anhelo y ternura.

—Te amo.— susurra sobre mis labios.

—Y yo a ti.

Nos volvemos a besar.

Me sigue sujetando mientras nos acercamos a un asiento y nos sentamos.

Apoyo la cabeza en su hombro, mientras me rodea la cintura con un brazo y con la otra me acaricia el pelo suavemente.

Deja un tierno beso sobre mi frente.

—Deku...

—Dime.

—¿En que estabas soñando mientras dormías en clase?

Suspiro.

—Yo...

Le cuento todo lo que paso en mi sueño. Él me escucha atentamente.

Me abraza con fuerza al terminar

—Ya me tienes aquí, bebe— susurra—. Estoy aquí, contigo y no me iré jamás.

Me acurruco más contra su pecho.

—Kacchan.

—¿Umm?

—¿Recuerdas cuando me contaste que yo era la razón de tu felicidad y que solo conmigo eras feliz?

Sonríe. Deja un beso sobre mi cabeza.

—Cómo olvidarlo.

—Pues veras...en ese momento no pude decírtelo pero, la verdad es que yo me siento igual que tu.

Me mira curioso, esperando a que continúe.

—Puede que mi vida no fuera tan difícil como la tuya, pero cuando estaba contigo yo...,me olvidaba de todo lo demás. Solo pensaba en ti, en nosotros y en lo feliz que era al estar contigo. Todos los días que estaba contigo deseaba no volver a casa. Deseaba poder quedarme ahí, contigo y ser feliz para siempre.

Veo como sus ojos empiezan a iluminarse con fuerza.

—Siempre has sido mi felicidad, incluso antes de saber que te amaba lo eras.

Sonríe. Agarra mis mejillas y besa mis labios con pasión.

—Te amo bebe, con mi vida.

Me sonrojo.

—Y yo a ti.

A partir de hoy los recreos se convertían en uno de mis momentos favoritos del día.