♚Ꭼꮮ ꮮꭼꮐꭺꭰꮻ ꭰꭼ ꮜɴ Ꭺꮮᏼꭼꭱꮖꮯꮋ𓃠 [Genshin Impact]✿[Luckae] [✓]

🍹⁀➷𝕋𝕨𝕖𝕟𝕥𝕪🍹

—¡Espera, ven aquí, te atraparé! —chilló—, ¡Espera, mariposita!

El pequeño moreno, corría de aquí para allá, intentando tomar a la mariposa de colores anaranjados que le seguía el juego.
Su cabello, un hermoso azul marino, le llegaba hasta por debajo de la cintura, alguna veces, por recomendación de su padre, debía atarlo con una coleta para evitar que se dañe. Demasiado tarde, olvidó atarse el pelo y ahora lo tenía todo revuelto, con algo de césped y algunas ramitas de por medio.

Su ropa consistía en un traje de marinero, el color de su prenda era igual que el de su cabello, azul, un azul con dos líneas blancas en las partes inferiores de su remera, pantaloncito y mangas.
La camiseta era de mangas cortas, sus pantalones hasta por encima de las rodillas y, su cuello, estaba adornado con un collar negro. Otro detalle a tener en cuenta, eran sus adorables medias de color blanco que eran hasta por debajo de sus rodillas, y sus zapatitos negros con un diminuto tacón que le permitía ser unos centímetros más alto.

Las risas no paraban por parte del peli-azul, el cual tenía toda la ropa manchada de barro al igual que parte de su rostro.
El sol estaba por esconderse, Kaeya dejó de perseguir a su amada amiga alada y se detuvo a contemplar el atardecer, con una enorme sonrisa en los labios.

Los tonos amarillos y anaranjados adornaron toda su ciudad y parte de su cuerpo. Sus ojos brillaban con intensidad, sus hermosos ojos, tan llenos de vida y llenos de inocencia.

Unos bellos ojos azules.

Unos bellos ojos normales.

Lamentablemente, toda su felicidad se vio interrumpida por un grito que hizo que su piel se erizara.

—¡KAEYA, VEN AQUÍ, INMEDIATAMENTE!

El grito logró asustarlo. Se dio la vuelta lentamente y, ahí estaba, cruzado de brazos, su padre.

Un hombre de aparentemente unos cuarenta años de piel mestiza y vestido con pantalones negros, zapatos de igual color y una camisa desabrochada de color blanco.
Su ceño estaba fruncido, a pesar de tener algunos mechones blanquecinos de su cabello cubriendo parte de sus ojos, podía ver desde lejos el enojo incrustado en el rostro de su padre.

Sin chistar, el menor se acercó a paso lento, las mariposas del lugar ya se habían esfumado, dejándolo solo.
Aferró sus manitas a sus pantalones y los apretó con fuerza, mientras un puchero aparecía en sus labios.

—Hola, papi.

—¡No, nada de "hola papi"! —Se acercó a su hijo y lo tomó del brazo fuertemente—. ¡¿No se suponía que irías a tus clases de piano?!

—Yo... —El padre no lo dejó terminar, aún sosteniendo su brazo fuertemente, lo hizo caminar hacia su hogar.

—¿Tienes una idea de lo que estoy sacrificando por ti? —Su mirada se mantenía fija en el camino, ignorando las súplicas por parte de su hijo—. ¡Tu único deber es hacerme caso, soy tu padre, sé lo que es conveniente para ti!

—Pa-papá, me duele...

—Kaeya, te estoy hablando de algo serio, pon atención.

Las pisadas del padre eran más rápidas y daba grandes zancadas, sin embargo, las cortas piernas del moreno le dificultaban seguirle el paso, mientras el padre caminaba normalmente, el menor parecía estar corriendo una maratón para intentar llegar a su lado. Aunque claro, al tenerlo agarrado del brazo tan fuertemente, pareciera que en cualquier momento dejaría de tocar el césped con su pies.

—¡Papá, por favor, mi brazo!

—Kaeya, yo a tu edad era un niño bueno, obedecía a mis padres y ellos estaban orgullosos de mí, ¿por qué eres tan mal niño?