c a t o r c e.

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Mitsuki se encontraba sentada en el pequeño sillón luego de darle repetidas vueltas a toda la sala, intentando unir todos los cabos sueltos de las diferentes historias que su hijo acababa de contarle.

Se restregaba la sien mientras suspiraba.

—¿Hace cuánto sucedió eso?  —le preguntó sin alzar la voz.

Katsuki suspiró, sintiéndose frustrado de nuevo.

—Hoy en la tarde, luego de la clase de deporte... —apoyó su cabeza en el respaldar del sofá.

Mitsuki volvió a suspirar, frunciendo el ceño.

—¿Han vuelto a hablar después de eso?

Escuchó a su hijo chasquear la lengua antes de restregarse la cara.

—No responde mis mensajes ni mis llamadas, lo he intentado todo.

Se dejó caer en toda la extensión del gran mueble para estirarse y así drenar algo de su estrés del día.

Mitsuki se levantó lentamente hasta la cocina para buscar un vaso de agua y una aspirina, la conversación con su hijo le trajo recuerdos nada agradables de cosas que hasta ese día creyó olvidadas.

—¿Crees que deba ir por él o... algo así? —habló el cenizo mirando al techo.

Su madre solo se acercaba en silencio hasta tomar asiento frente al chico, aún con el vaso en la mano.

—No creo que quiera verte justo ahora. —finalizó, jugando con un pequeño hilo suelto de su camisa.

—¿Pero por qué? No le hice nada malo, ¿Sabes? —se incorporó levantando la voz, alterado.

—Katsuki, solo baja el tono de tu voz o tu padr... —fué interrumpida nuevamente por su hijo.

—No voy a callarme, no tengo por qué hacerlo. —caminó mientras peinaba su cabello con las manos.— En serio que no entiendo nada, mamá. Se supone que no hice nada mal, en un momento estaba riendome con mis amigos y al otro solo puedo ver a Izuku salir corriendo mientras me miraba con esos ojos de víctima, como si yo fuera culpable de algo y... —la voz femenina le impidió terminar de hablar.

—No estás entendiendo nada, Katsuki. —culminó ella antes de restregarse la frente.

—¿Entender qué, mamá? ¿Qué fué lo que hi...?

—Tu madre tiene razón.

La ronca y grave voz de su padre hizo acto de presencia, poniéndole los pelos de punta al cenizo y sorprendiendo a su madre. Ambos voltearon al instante, viendo al alto hombre descender por la escalera hasta llegar a la sala de estar.

Katsuki dió un gran suspiro antes de levantarse hacia su padre intentando explicar la situación, restregando constantemente sus palmas sudorosas contra el costado de sus pantalones.

—Pá, yo solo...

La voz no le salió, se quedó allí parado frente a su padre quien le miraba expectante, con una nueva excesivamente seria.

Su madre le miró con algo de nerviosismo, pues estaba a la espera de la respuesta del hombre que dedujo escuchó toda la conversación de su hijo con ella.

—El muchacho no está actuando como "víctima" porque alguien le hizo algo —enfatizó las comillas con sus dedos índice y medio, flexionandolos dos veces.—, el chico está herido porque llegó a creer que te gustaba, Katsuki.

Su madre solo tragó saliva mientras volteaba hacia el menor, quien solo los miraba sin ningún tipo de expresión en su cara.

Abrió la boca nuevamente para hablar, pero nada salió de allí aparte de sonidos cortos y ahogados.

Cool Kids| k.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora