Escuchó sonidos de risas en las afueras y carretillas, los pájaros cantar con armonía y me imagino ¿Cómo será todo afuera? Escucho señoras hablando, y niños gritando de la emoción y personas entablando conversaciones.

Quedó satisfecha por el resultado, veo la hora de el reloj qué marcan más dé las nueve y sonrió, si abby no aparece en unas horas saldré dé este lugar cueste lo qué cueste. Salgo por la puerta y me topo con un lobo, parado y rígido por los pasillos, me dijo que hay muy pocos haciendo guardía. Solo los de confíanza podrían entrar, le veo la cara rígida, y veo que tiene el cabello rubio al igual que yo.

—Hola—le digo sonriente pero creó qué lo asusté porque no deja de mirarme los dientes pronunciados que debo tener debido al hombre voraz.—No te asustes desde aquí puedo escuchar tu corazón querer salirse dé su lugar.

Me río, y paso por su lado y escucho la vena palpitar cierro los ojos mientras acortó los pasos que doy me cuenta que estoy en el principio dé las escaleras bajó uno por uno los escalones percibo un olor nuevo un perfume que utilizan los humanos para ocultar su mal olor. Me sobresaltó mientras veo como la puerta principal es abierta por una chica, me sobresaltó y por un momento no dejó de observar a la silueta dé espaldas dé una chica.

—¿¡Hay alguien, aquí!?—su voz es muy modesta y educada.—No sé porque carajos, huele a demonio sin alma.

—Supongo qué debe ser por mí —ella sé exalta y dirige su mirada curiosa hacía mí.

Si cabello, es dé el mismo color oscuro. Sus ojos tienen ese destello gris qué los podría reconocer a kilómetros dé distancia, sus facciones son femeninas pero aún sin embargo no dejá de influir armonía.

Qué patético.

Ella me sonríe y yo no le de vuelvo el gesto, bajo los escalones dubitativamente sin dejar de observarla.

—Katherine.

Se presenta y la veo de frente y es un poco más baja qué yo, su cabello negro tiene pequeños rizos muy parecido al de Abby pero a diferencia esté es color oscuro cómo la noche. Ella suelta una carcajada sonora y siento cómo imprevistamente alza sus brazos hacía mí, ¿Qué demonios está haciendo?

—Te estoy abrazando, no té asustes—se separa dé mi y se cruza dé brazos—Supongo qué eres la razón dé el porque mi hermano me llamo que viniera —se ríe y yo mantengo mi sonrisa hipócrita.

¿Qué? ¿Hermanos? 

Al instante la sonrisa qué tenía en el rostro sé desvaneció sorprendida.

—¿¡Qué!? —pregunté y arruge las cejas tratando de pensar qué era una jodida broma—¿Son hermanos, tu y el animal ése?

Ella suelta una carcajada y veo su dentadura pulida y limpia, la chica es muy explosiva sin embargo es una enorme verdad:Tienen miradas muy distinta, sus gestos son completamente distintos. No parecen hermanos.

Escuchó pasos acercándose y ese mismo olor qué me embriaga lo escucho bufar a mis espaldas.

—Si—dice y se le nota que está molesto —Somos hermanos, ¿algún problema con eso? —ruedo los ojos y veo como la sonrisa de la chica, se borra enseguida y abre la boca para hablar pero se calla enseguida.—Cierto nisiquiera sabes el concepto dé parentesco familiar si nisiquiera tienes familia.

Siento algo qué se oprime en mi interior, y me siento pequeña nuevamente lo miro con evidente odió acumulado y trago grueso.

Escuchó sus risas castas y apretó mis puños conteniendo la irá le doy una sonrisa falsa y veo como la chica trata de aligerar el ambiente pero la ignoró. Paso por su lado sin quitar mi mirada dé desprecio absoluto.

Trihibrida |EN PROCESO|Where stories live. Discover now