7; I N T E R I O R

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"Hay una pena, una tristeza, que cuando es muy profunda se nos queda dentro y nos recuerda quienes somos. Y no pasa nada, se puede convivir con ella... pero si ese dolor lo dejas entero dentro, si permites que se pudra, te transformaras en un monstruo "

— Lo que la marea esconde by Maria Oruña

El dolor fue lo primero de lo que fue consciente, incluso antes de abrir los párpados, el más ligero movimiento podía disparar un dolor punzante. Horacio no pudo ni suspirar, el cansancio había drenado sus energías, y sus emociones estaban tan aletargadas que deseaba solo volver a dormir, la inconsciencia era la manera perfecta para evadir pensar o enfrentarse al desastre de la realidad. Pero no podía abandonarse de esa manera "Ellos", no lo permitirían.

Llevó las manos a su vientre, y por un momento pensó que de no existir una vida creciendo en él, quizá todo sería distinto. quizá ellos le permitirían ahogarse en su tristeza, quizá así él no le hubiese mostrado aquella amabilidad que no hizo más que confundirlo, pero no podía cambiar la situación, o mejor dicho nunca le habían dado la oportunidad de elegir, aquella vida, simplemente habían asumido que él debía caminar por aquel trayecto incluso si en el proceso fuese un calvario. Aunque agradece secretamente aquello, porque si ahora le dieran la oportunidad de elegir, él realmente no sabría que elegir. Era más fácil delegar la responsabilizar a otros, culparlos de su dolor, de las expectativas que inspiraron, porque solo así sería menos doloroso enfrentarse a la realidad que él nuevamente estaba repitiendo patrones, que no hacían más que cobrar una cuota cada vez más alta de su propia sanidad.

Evitó ver su reflejo, aquella mañana, porque sabía cómo se vería su reflejó. La piel pálida, perdiendo aquel brillo bronceado natural de su piel, los ojos hinchados que resaltan más por las ojeras, las uñas partidas, y su cuerpo delgado que incluso cuando naturalmente por su estado debería estar ganando peso, parecía más delgado. Mirarse así mismo de esa manera no era más una confirmación de lo mal que lucía y se sentía, y por ello prefirió vestirse con ropas holgadas, escondiendo bajo de estas la vergüenza que sentía hacia sí mismo. Cuando caminaba hacia el balcón en donde esperaba acurrucarse en el sofá existente, el sonido del timbre lo hizo detenerse, un escalofrío lo recorrió. No deseaba verlo, no se sentía capaz.

— Señor Horacio, he venido para la limpieza y trayendo su desayuno.

Horacio suspiró, y antes de abrir comprobó que era la ama de llaves. Está ingreso y con discreción preparó su desayuno, este le solicitó que colocara la bandeja de comida en el balcón. Era de esos días, que no deseaba interactuar con personas, así que agradece la silenciosa presencia de la dama.

Él no tarda en hacer un nido con mantas y comenzar a disfrutar la brisa otoñal, incluso los rayos del sol de la mañana ya no parecen ser suficientes para calentarlo, pero lo prefiere así, un poco de frialdad lo hacen sentirse vivo, desea sentir algo más que simplemente todas aquellas emociones.

— Señor Horacio, la terapeuta llegará en una hora, y el Sr. Volkov por la tarde se pasará.

El solo asiente, mientras intenta controlar la reacción natural de tensarse de su cuerpo al escuchar el nombre de aquel hombre, pero ella no tarda en dejarlo solo. Mira la comida, y es de esos días, que no desea comer, no le apetece, pero sabe que incluso si parece estar solo, ellos han enviado a aquella dama para que lo vigilen, así que le da un mordisco a la tostada y el sabor le sabe a tierra, pero sabe que es su mente rechazando la comida, así que se obliga a tragar incluso si siente en la boca un resto terroso. Tiene una hora para organizar sus pensamientos, no es que no confíe en la terapeuta, pero no le gusta verse desmenuzado bajo el vista de una persona que reporta sus avances a ese hombre.

LOST ON YOU | VolkacioTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang