Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
─¿Me estás jodiendo? ─Exclamó el pelilargo, alterado. El flujo acelerado de su excitación parecía haberse cortado de golpe al conocer el pequeño, muy pequeño amigo de su acompañante.
El chico bajó la vista, confundido.─ ¿De qué hablas?─ Inquirió, levemente molesto, ya que el menor había decidido pararlo todo en el peor momento. Su erección dolía y el alto solo se dedicaba a joderle.
─¡Ese jodido tamaño!─ Gritó Eddie, rojo de la rabia─. ¿No te da vergüenza andar con esa miniatura entre las piernas?
El chico abrió la boca, pero las palabras no salieron. Necesitó un momento para procesar lo que estaba pasando.
─Tú debes estarme jodiendo─ Murmuro frunciendo el ceño. Eddie apretó los dientes─. ¿Miniatura? ¿En serio? ¿Qué mierda esperas? ¿Treinta centímetros?
─Pues tampoco esperaba cinco.
─¡Diecisiete! ─exclamó el chico, incrédulo─. ¡¿Unos jodidos diecisiete centímetros no son suficientes para ti?!
El silencio proveniente por parte del menor fue suficiente para que el chico alcanzara su máximo nivel de vergüenza e indignación. Se alejó con furia del pelilargo arrodillado frente a su hombría y caminó con pasos desequilibrados y rápidos hasta su ropa tirada en un extremo de la habitación.
─¡Espera! ─Exclamó Eddie, poniéndose de pie precipitadamente. Su acompañante lo miró sin dejar de ponerse la ropa─. Y-yo... eh... p-podría intentar hacerlo contigo...
Un jadeo de exclamación salió de los labios del chico. ─¿Intentar? —inquirió, sintiendo el enojo crecer cada vez más─. Vete a la mierda.
─P-pero... ─Eddie se quejó, revolviéndose el pelo con frustración ─¡Oh, mierda! No es mi culpa que no cumplas mis expectativas...
─¿Qué clase de expectativas tienes? ─exclamó el chico, haciendo una mueca de horror─. Zorra traga pijas.
Eddie se indignó. ─Quizá sí, pero sólo pijas grandes, no como la tuya, amigo. Suerte con ese gusanito ─canturreó empujando al chico fuera de la habitación sin dejarle tiempo alguno de agarrar su playera ni su billetera, lo cual había sido completamente a propósito, pero su acompañante parecía estar cegado de indignación, ya que no se dio cuenta volver por ellas.