—Te llevaré a casa— se ofreció Jungkook.
Taehyung, ya se había marchado.
—No, me iré solo— negó Jimin, dejando un montón de billetes sobre la mesa y tomando su bolso con determinación. Se puso de pie y comenzó a caminar hacia la salida, el sonido de sus pasos resonando en el suelo del café.
Durante todo el día, Jungkook actuó como si nada hubiera pasado. Casi ni lo miró y prefirió hablar más con Taehyung que con él. Para Jimin, no fue difícil entender la situación; estaba agotado. Su trato había llegado a su fin y debía aceptar que Jungkook y él no eran nada más que eso: un chico que había contratado como último recurso para que sus amigos no sintieran pena por él al estar soltero. Jimin estaba en la tarea de asimilarlo.
Sin embargo, siendo honesto consigo mismo, Jimin se sintió tonto al esperar su llamada o un mísero mensaje en esos días. Era estúpido pensar que Jungkook recordaría su presentación esa mañana, esa de la cual él le había hablado en algún momento y Jungkook había prometido ir a verlo. Era aún más ridículo esperar que al menos lo felicitara por la medalla del primer lugar que aún colgaba de su cuello, pues no había tenido tiempo de ir a su casa desde entonces.
Jimin sabía que quizás estaba fantaseando, y que Jungkook solo hacía su trabajo mostrándole lo bueno que sería tener a alguien a su lado.Mientras él y Taehyung hablaban y discutían animadamente entre sí, Jimin se dedicaba a mirar por la ventanilla del bar a las parejas que pasaban por la calle, con pequeñas sonrisas iluminando sus rostros.
Jamás pensó que en algún momento de su vida desearía tener a alguien con quien compartir algo más íntimo: tomarse de la mano, darse besos, decirse motes cariñosos y sonreír no solo de un modo amistoso y fraternal.
Mientras Jimin se alejaba del café, Jungkook apenas reaccionaba.
—¿Qué? Maldición... espera— murmuró mientras tomaba el dinero que Jimin había dejado sobre la mesa. Él había dicho que invitaba, pero aún así Jimin pagó su parte.
Jungkook, sintiendo una mezcla de urgencia y confusión, tomó su teléfono y abrigo antes de levantarse rápidamente y correr fuera del café. Al llegar a la calle, vio que Jimin ya había cruzado. Se apresuró a seguirlo hasta llegar a su lado y se adelantó para detenerse frente a él, bloqueando su paso con firmeza.
—Dije que yo pagaba, Park.
El menor observó el dinero en su mano con una expresión cansada antes de tomarlo delicadamente entre sus dedos.
—Lo olvidé, gracias y adiós— se despidió sin mirar atrás, intentando pasar de largo.
Jungkook tardó unos pocos segundos en procesar la situación antes de decidirse a acercarse nuevamente al menor.
—¿Por qué fuiste con Lisa?— preguntó finalmente, buscando respuestas en los ojos de Jimin.
—Realmente no lo sé— contestó Jimin, sin mirarlo a los ojos, sintiendo un torbellino de emociones en su interior.
La tarde había caído sobre la ciudad, y las luces de neón empezaban a brillar, pero su mente estaba en otro lugar.
Había ido allí porque Taehyung, con su sonrisa traviesa y su mirada persuasiva, le había asegurado que la única forma de evitar que Jungkook siguiera con su trabajo de citas era comprarlo. Pero ahora que lo pensaba, se daba cuenta de lo absurdo de la situación.
¿Por qué carajos le hacía caso a Kim Taehyung? Ese chico siempre tenía un plan descabellado bajo la manga, pero esta vez parecía haberlo llevado al límite.
—¿Quieres ir a mi departamento?— preguntó Jungkook, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos. Su voz sonaba casual, pero había un trasfondo que Jimin no podía ignorar.
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SOY TU CITA|• KOOKMIN
General FictionRealmente Jeon Jungkook jamás imagino que al llegar al lugar acordado, la persona que lo había contratado no era una linda chica como de costumbre, sino un adorable chico que no era lo que aparentaba. ________________________________________________...