29.➖ Paz 1/2 ➖

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En todo caso, estoy muy emocionado, creo que jamás había estado tan emocionado como ahora, y estas doce horas de vuelo me mataron. No sabía que era tan lejos, esa parte se le olvidó a Harald comentármela, me quejé con él por más de una hora hasta quedarme dormido profundamente en su hombro. Luego me desperté para cenar, porque si, el cambio de horario era increíblemente notorio. Harald me contó que ha estado planeando este viaje durante más de dos meses, porque por supuesto él quiere que salga todo perfecto... y sorprenderme también, yo le dije que el sexo en nuestra habitación tampoco sonaba tan mal.

Harald sabía que mi paciencia no duraría tanto, así que me había empacado unos cuantos plumones y algunas hojas. Me quejé con él pero al final accedí a dibujar mientras él me molestaba de fondo con repetir la palabra esposo cada cinco segundos. ¿cada cinco segundos? Si. Cada cinco segundos.

Yo me vengué, lo provoqué durante más de una hora, pero él mantuvo sus ganas de cargarme hasta el baño para hacerlo. O aquí mismo en los asientos, ya que estábamos solos.

Después de eso, me había quedado dormido, hasta que me despertó porque ya habíamos llegado. Y mi emoción había aumentado cuando vi el mar desde lo más alto, hace tanto tiempo que no visitaba el mar, y el calor, bueno, el calor estaba quemándome por completo.

Me puse mis lentes de sol y noté que nuestras maletas las estaban trasladando a un helicóptero.

¿Por qué?— le pregunté.

Porque es la única forma de llegar a nuestro destino.— me dijo entrelazando nuestras manos para después guiarme hacia el helicóptero.

Fueron unos treinta minutos de viaje.
Me iba a quejar, pero luego me quedé callado cuando vi a dónde nos dirigíamos.

Desde arriba se miraba pequeña, pero estoy seguro que esa isla es enorme. Estaba solitaria, era la única isla en medio del mar, un gran muelle de madera era acompañada, en ese muelle había dos yates, uno pequeño, bueno... "pequeño", y uno increíblemente enorme, donde estoy seguro que caben unas cincuenta personas sobrando espacio. Si, es impresionante, pero lo que me impactó, fue la mansión que estaba en medio de la isla rodeada de unas grandes albercas. No, esperen, ¿ese es un castillo? Estoy seguro que es un castillo, sí que tiene la forma de un castillo, no es tan grande como el palacio, pero tampoco tan pequeño como para solo llamarle mansión.  Es de color blanca con un techado naranja apagado, miles de flores a su alrededor, ventanales enormes con muchos balcones. Es hermosa.

Y cuando aterrizamos encima del castillo, porque ahí estaba la plataforma de aparcamiento del helicóptero, me pude dar cuenta de lo enorme que es esta isla. Miré desde esta altura a mi alrededor en lo que Harald se despedía de los guardias que nos trajeron hasta aquí. Había un mini golf, lo podía ver a lo lejos. El césped está más cuidado que mi propia vida, y sin hablar del jardín de flores a mi izquierda, o esas palmeras enormes rodear esa fuente. Todo aquí está más cuidado que mi propia vida. Esas horas de vuelo valieron la pena.

Rodeó mi cintura con su brazo.

¿Te gusta?

Lo miré. Tenía esa ilusión en sus ojos.

No sé por qué me preguntas eso.

Rio y me abrazó.

Porque es tuya.

Abrí mis ojos sorprendido, lo empujé un poco de sus hombros para que me mirara.

¿Qué? espera... ¿qué? espera... ¡pensé que esto era un hotel! No, peor aún, ¿cómo que esto es mío?

El rio mientras me miraba con ternura.

Es tú regalo de bodas.— abrí mi boca sorprendido. Harald rio mientras me abrazaba por detrás haciendo que mirara de nuevo el jardín.— pensé en que tal vez podríamos venir aquí a pasar nuestras vacaciones juntos, estamos solos aquí, no habrá nada que nos interrumpa, ni una sola cámara, ni una sola persona. Solo nosotros dos, y claro, elegí la del jardín enorme para que nuestros hijos tengan la libertad de jugar.

Los dos Príncipes. [part 2]Where stories live. Discover now