t r e c e.

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—Mierda, estúpido nerd, vamos a llegar tarde. —hablaba el cenizo mirando su reloj en la muñeca izquierda, la cual descansaba en la puerta del vehículo.

Volteó de nuevo a ver la puerta de entrada de la casa del peliverde buscando alguna señal del mismo, pero no tuvo éxito alguno.

Le había llamado toda la mañana, aunado a eso, estuvo esperándolo aproximadamente 30min desde que lo llamó por última vez. Supuso que el "día de descanso" no funcionó para nada, puesto que quizás el malestar de la resaca lo atacó y decidió quedarse a dormir ese lunes.

Desganado, pasó la llave del vehículo provocando que el mismo se encendiera y suspiró pesadamente antes de avanzar para dar la vuelta y salir de la calle del vecindario.

Empezó a subir los vidrios lentamente mientras encendía el aire, mirando por el retrovisor para cruzar posteriormente hacia la avenida principal.

Antes de girar el volante logró escuchar unos bruscos toques en la ventana del asiento del copiloto, sobresaltandose de manera inmediata. Tocó su pecho y respiró con los ojos entrecerrados al momento en el que vió una carita rojiza llena de pecas y una melena verde tocar su vehículo repetidamente.

Quitó el seguro de la puerta y dejó entrar al más bajo, quien se subió inmediatamente, tirando su mochila y skate en la parte trasera del vehículo. Miró al cenizo de manera severa, levantando una ceja y colocando sus manos en su cadera.

—¿P-planeabas dejarme e irte solo? —
cuestionó, ofendido mientras tomaba aire con su boca.

El cenizo solo volteó intentando no reír, pero fue en vano al ver cómo el contrario sopló molesto un rizo travieso que se posó en su frente.

—¿Te doy risa, Katsuki? -le propinó un pequeño golpe en el hombro, aún más ofendido que antes.— ¿Ahora soy un chiste?

Katsuki dejó de reprimir su risa y se carcajeó frente a él, ocasionando que el peliverde se cruzara de brazos y mirara molesto hacia el frente.

—Suenas como un marido molesto, nerd, de eso me estoy burlando. —confesó sonriendo mientras lo miraba.

Al ver que el peliverde no respondía empezó a picar con su dedo índice el área de sus costillas, ocasionándole cosquillas que el menor fue imposible de soportar antes de empezar a reír con esmero, soltando carcajadas risueñas que el mayor escuchaba como una armoniosa melodía.

—Estoy molesto, no debería hablarte. —agregó, cruzandose de brazos nuevamente mientras se apoyaba en la puerta del copiloto.

—¿Molesto? —cuestionó.— ¿Qué se supone que hice para que estuvieras molesto conmigo?

—¡Te ibas a ir sin mi! ¡Ni siquiera me esperaste! —soltó haciendo una nueva de molestia con los labios.

—Revisa tu celular y luego podrás hablar todo lo que quieras. —Katsuki subió una ceja sin ocultar su sonrisa.

—¿Para qué? ¡Ni un mensaje tuyo tengo! —soltó el pecoso riéndose, simulando estar ofendido nuevamente.

—¡Te llamé unas 15 veces, nerd! —soltó Katsuki, mirándolo antes de cruzar.— Llegué a pensar que la resaca te atacó aún peor y no asistirías a clases, por eso dejé de insistir y me resigne a irme solo.

—¡Nunca me llam...! —frunció el ceño antes de continuar, sabiendo que desde el momento en el que se despertó no había visto su móvil siquiera por equivocación.— ¿E-en serio?

El peliverde buscó su mochila rápidamente en el asiento trasero, cuando logró sacarlo del bolsillo principal encendió la pantalla y, para su mala suerte, el cenizo tenía toda la razón. Las notificaciones de mensajes y llamadas perdidas ocupaban la pantalla de bloqueo del menor.

Cool Kids| k.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora