Revelación

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Salí del baño junto a él después de una larga explosión de sensaciones. Pretendía despedirse con un beso, pero yo no quería parar, así que le cojí de la camisa con fuerza y recorrí con mi lengua todo su cuello. Me había hecho sacar una parte rara en mi, pura, externa y sobretodo muy  excitante.

Volví a casa, distante de nuevo, abrí la puerta de mi habitación y me tiré a la cama. Todo estaba muy tranquilo y sereno hasta que giré la cabeza y lo vi. Ese colgante que me hizo retroceder, que de alguna manera, había cambiado mi suerte. Sin dudarlo lo cogí y me lo puse. No pienso volver a quitármelo jamás, pensé. Y caí en un largo sueño.


Y empecé a soñar, pero no os engañéis, no era algo admirable, mas bien daba miedo. Era como el fin del mundo, es decir, todos corrían desesperados y sin aliento hacia alguna parte. Estaba asustada, no sabía lo que pasaba, así que seguí a las masas. De repente divisé a lo lejos a Brian, cada vez se iba acercando más a mi. -Dame la mano- me ordenó, yo aturdida, me dejé llevar. Nos escondimos detrás de unos contenedores, él me abrazó con fuerza y comencé a escuchar su llanto. -No entiendo nada- le dije, y me besó como si no fuera a verme nunca jamás. -Lo entenderás todo dentro de muy poco, solo quiero advertirte que...- y antes de poder acabar me cegó una luz deslumbrante que hizo que me desvelara.


-¿Miles, estas bien?- exclamó mi madre- Te he escuchado chillar, quieres una manz...


-Mamá, estoy bien, tranquila.

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