20. DARÍO

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🎵 Quiero tener tu presencia- Seguridad Social🎵

SALVA: Holaaaaa. ¿¿Tenéis algún plan de fiesta esta noche?? ¡¡No sabemos a dónde ir!!

JONATHAN: La ayuda será bien recibida.

PELAYO: Eyyyyy, nosotros estamos en una discoteca. Os podemos mandar la ubicación.

JONATHAN: Entonces qué, ¿nos apuntamos?

PELAYO: Claro, os envío la ubicación.

JONATHAN: Genial, tío, nos salvas la vida.

¿Estoy borracho? Joder, no lo sé. No sé cuál es la excusa para no haber estado pendiente del teléfono como para evitar esta conversación. Tendría que haber intervenido o haberle escrito a Salva o algo. ¿De verdad van a venir aquí, a la discoteca? Mierda, mierda, mierda.

La noche estaba yendo bien. Todo lo bien que puede ir la fiesta de una inauguración de una discoteca Cayetano, Adrián y los demás... Todos hemos bailado, hemos bebido, ya tendremos una buena cantidad de anécdotas que comentar el lunes... y hasta Pelayo ha ligado con la chica de la falda corta. Pues ya está. Tendría que haberse quedado en esto.

¿Cómo se le ocurre a Pelayo mandar la ubicación a nadie? De un solo trago interminable acabo con la bebida del interior de mi cubata.

Lo tengo delante de mí, enrollándose con la chica de la falda corta, y tengo que contener mis ganas de meterme por su camino y pedirle explicaciones. Pero bueno, voy a dejarle que disfrute. Desde que hemos llegado, se ha convertido en el rey de la fiesta. Ojalá que esta noche sirva para que el grupo de Cazadores descubra lo genial que es mi amigo en realidad.

Mierda. Mierda. Mierda. También he recibido un mensaje de Salva.

SALVA: Estamos llegando. Espero que no te moleste que nos hayamos acoplado.

Joder, este tío también es tontísimo. Si me dice que espera que no me moleste algo me está quitando la opción de cabrearme, es de cajón. Estoy sumido en mis pensamientos cuando escucho a la chica gritar:

—Tío, ¿me has robado el móvil? —exclama la chica de la falda corta. Debería llamarla por su nombre, ¿no?

Es verdad que tanta referencia al largo de su falda no es muy de aliado feminista por mi parte.

¿De verdad está acusando a mi amigo de robar? Por Dios, él jamás haría algo parecido. Pelayo intenta explicarse, pero los imbéciles de Adrián, los mellizos y Cayetano no se lo están poniendo nada fácil. Intervengo yo también. Repito que mi amigo jamás robaría nada. Me arrodillo en el suelo para iluminarlo con la linterna y entonces me doy cuenta de que el imbécil de Adrián le ha tirado el cubata encima a mi amigo, que no sabe ni cómo reaccionar. Yo no sé cómo reaccionar tampoco. La sensación de estar paralizado se une a la angustia en la boca de mi estómago y digo algo, eso seguro, pero todo empieza a suceder muy rápido y la chica de la... Clara, Clara dice que salgamos a buscar el móvil bien y de pronto han cogido a Pelayo y todo son empujones y caos hasta que estamos en la puerta de la discoteca.

El frío de la noche me da en la cara y me cala hasta los huesos porque se me ha olvidado recoger mi abrigo de la taquilla y, joder, menudo cambio de temperatura.

Vale, bien, el frío me viene bien. Ya estoy un poco más despierto.

Me doy cuenta de que Pelayo tiene a Borja encima y están forcejeando.

—¿Qué haces? —pregunto.

—Pues quitarle el abrigo —responde Borja, como si fuese evidente.

—¿De qué coño vas? —repite Pelayo.

Perdona si te llamo Cayetano | A LA VENTA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora