Parte de Mi

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Me miró sorprendida.

No se esperaba mis preguntas.

-No es de tu incumbencia- se giró pero de un jalón volvió a estar frente a mi-. ¡Suéltame! - exigió.

- Habla- pedí.

- ¿ Qué quieres de mi? Obtuviste mi cuerpo.  ¿No es lo suficientemente bonito?  Pues lo siento. Lamento decepcionarte.  No soy como las rubias a las que estas acostumbrado- trató de soltarse, pero la aferré a mi.

-Me gustas toda tu. Tu cara,  tu cuerpo,  tu- la besé y ella se negó.  Me alejé y la besé lentamente tocando sus puntos sensibles.

La hice gemir cuando la presioné contra la puerta del vestidor.

- Para...- me gustó verla así.  Me hizo sentir mejor. Tenía cierta debilidad por mi.

-Eres mía- la besé de nuevo y sus brazos fueron a mi cuello.  Se aferró a mi y me devolvió el beso con el mismo fervor.

- Por favor, no me hagas esto- rogó.  Sin embargo,  su pierna estaba enlazada  en mi cadera. Subí sus prendas hasta sus caderas y arranqué sus bragas.  Asalté su intimidad con mis dedos y ella gritó cuando empujé uno dentro de su vagina.

Bombeé mis dedos dentro y fuera, una y otra vez.  Justo cuando estaba por llegar, paré. Jadeó con frustración y me miró.  Enarqué una ceja y ella cerró los ojos.

- Por favor- negué-. Lo terminaré yo- trató de bajar sus manos, pero la inmovilicé contra la dura madera-. Por favor- la besé de nuevo y solté sus brazos.

El ruido de la cremallera deslizándose hacia abajo fue camuflajeado con un gemido suyo. La penetre sin previo aviso y ella gimió ruidosamente.

Me encantaban sus gemidos y sus jadeos.

La forma en que me tomaba  del cabello y gritaba mi nombre.  Ella era deliciosa.

-¡Ian!-gritó cuando llegó al orgasmo y me arrastró al mio por su fuerte pulsación.

Con apenas un ápice de energía,  nos llevé a la cama y nos recosté en ella aún sin salir de su interior.

Mantuve mi peso con mis brazos pero mi rostro estaba enterrado en el hueco de su hombro.

- Murió... solo vivió catorce días... estaba muy enfermo- sollozó-. Para mi era hermoso, perfecto.  Para los demás no. Tenía muchos problemas de salud. Murió por una neumonía. No lo pudieron controlar.- la abracé.  Me sentí mal por hacerla recordar-. El padre de mi bebé... bueno... esa relación fue... enfermiza. Yo no estaba de acuerdo... pero él me decía que lo viera de otra manera. Me fue seduciendo poco a poco hasta que caí.  Luego de eso no pude escapar. Era muy celoso y posesivo.  No podía estar cerca de nadie porque se volvía loco.  Cuando se enteró que estaba embarazada se puso feliz.  Siempre me regalaba chocolates y estaba muy pendiente de mi. Yo sabía que debía alejarme. Su amor por mi es y era enfermiso. Cuando intenté dejarlo antes de estar embarazada y las consecuencias fueron terribles. Tuvo intentos de suicidio.  Hace dos meses cuando el bebé murió,  me di cuenta de que ya no podía más y escapé.  Mis padres me desterraron prácticamente y... no quieren saber de mi por eso. Solo tengo este apartamento gracias a mi madre. Pero ya nada más.  Ella le rogó a mi padre que no me echara cuando se enteraron, pero él me desterró y ahora estoy aquí.  Tratando de estudiar y no meterme en problemas.  Tratando de encontrar paz. No quiero sonar dura, pero no te quiero en mi vida. Ver a tu hermano me hace daño.  Me recuerda a mi bebé- cerré los ojos y me separé totalmente de ella.

Por más que la amara, no podía seguir así.  Según ella, su vida había sido muy complicada y no era justo que por mi se enredara aún más.  La amaba demasiado.

- Lamento hacerte daño.  Prometo no volver a molestarte. Entiendo todo lo que has pasado y... yo te presiono demasiado. Es mejor dejar esto así.  Te ruego me perdones no era mi intención. Lo juro- arreglé mis ropas.

- Se que suena contradictorio,  pero necesito el trabajo. Yo debo pagar las cuentas y la renta a mis padres yo...- frunci el ceño-. Mamá me dio el departamento, pero papá me exigió que pagara por quedarme aquí. 

-Prometo no molestarte.  Solo será trabajo. Lo juro.- asintió.

- Gracias - me alejé de ella y cubrí su cuerpo.

- Lo siento.

Me alejé de ella y salí de su apartamento.  Era lo mejor aunque me desgarrara por dentro. Ella necesitaba paz y yo no se la estaba dando.

Si amas, debes buscar la felicidad de esa persona y si no es contigo,  debes dejarla marchar.

Así es el amor.

Ella se llevó parte de mi.

Acorralada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora