☾Capítulo 10☽

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—Pensé que nunca ibas a venir por mí —digo cuando se detiene frente a mi casa.

—¿Qué haces aquí afuera nena? ¿Me esperabas? —inquiere Rocco observándome con curiosidad. Ni siquiera tocó bocina que yo ya esperaba sentada en la vereda a que él venga a por mí rumbo al aeropuerto.

—Pues no, son las siete y media de la mañana y yo estoy sola aquí esperando pacientemente como una planta a que llegue un perro feo y me orine —bromeo y Rocco ríe.

Noto que viste una camisa blanca arremangada hasta los codos, con un reloj de marca en la muñeca y unas gafas de sol.

—Ey, ¿A donde tan arreglado? —inquiero divertida.

—Ahora soy un hombre de negocios —sonríe y me abre la puerta. Yo me meto y le doy un beso en la mejilla, para luego cerrar la puerta del acompañante—. Este es mi outfit de hombre de negocios.

—¿Seguro que no quieres ser mi daddy? —cuestiono divertida quitándole sus gafas negras y poniéndomelas yo.

—Me encantaría baby —sonríe con picardía y luego arranca el motor.

Me miro en el espejo del retrovisor, notando que él mira al frente divertido.

—¿Cuánto ofreces? —quiero saber divertida.

—Diez dólares.

—¿Qué? ¿Tan poco?

—¿Por minuto? —dice divertido y yo asiento.

—Acepto acepto —río y él me observa mientras vamos rumbo al aeropuerto internacional de Ezeiza.

Rocco y yo escuchamos música en el estéreo y cantamos en voz alta en su descapotable rojo la siguiente hora que dura el viaje. Cuando llegamos son casi las 9 am, y su vuelo sale a las diez y media rumbo a Miami.

Cuando descendemos del vehículo lo veo bajar su valija negra del asiento trasero y bloquear el automóvil. Me tiende la mano y entrelaza nuestros dedos, dirigiéndome hacia el interior del aeropuerto. Tiene que hacer el check in, pero quiere retardarlo lo más que pueda, así que solo me invita a un café.

—No me gusta el café —murmuro por lo bajo al leer la carta.

—Ni a mí, pero finjo para ser más cool —responde mirando las opciones.

—¿Un milkshake? —inquiero y él asiente.

Cuando el mesero viene hacia nosotros, Rocco ordena dos milkshakes y medialunas con jamón y queso mientras yo finjo por unos minutos que no se va a ir.

—Oye, ¿Qué vas a hacer con el automóvil? ¿Me lo puedo robar?

—Mi papá se lo va a llevar, pero te lo regalaría.

Le sonrío y apoyo mi cabeza en mi mano para verlo. No quiero que se vaya apenas llego, pensé que íbamos a pasar el verano juntos.

—¿Cuándo vas a volver? —hago un mohín y él mira la hora en su móvil, lo vuelve a guardar en su bolsillo.

—En cualquier momento que pueda voy a volver a verte nena —sonríe—. No te lo dije lo suficiente, pero extraño mucho a mi mejor amiga, si quisieras te llevaría conmigo pero te haces la difícil.

—Soy difícil Rocco Lowry, ¿Qué piensas?

—Pero en serio, voy a extrañarte —me mira con profundidad, y yo observo esos ojos celestes que vi crecer.

—También voy a extrañarte.

Dejamos de hablar un momento cuando el mesero vuelve con nuestras órdenes, y desayunamos hablando de trivialidades, hasta que recuerda lo de ayer en la noche, en esa fiesta de disfraces.

Malas Intenciones IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora