Capítulo 11

27.5K 3.3K 599
                                    

No podía dejar de pensarlo, era algo inevitable. Cada vez que cerraba los ojos, esa excitante escena de la noche anterior se recreaba nuevamente frente a él, y Jeon Jungkook no era capaz de procesarlo aún.

En su cabeza aún se repetían esos agudos gemidos y suspiró al momento en el cual sus labios hicieron contacto con esa cremosa y suave piel. Park Jimin se retorció bajo su cuerpo, gimió su nombre cuando tomó uno de esos rosados pezones entre sus labios, cuando los chupo y jugó con ellos llevándolo al límite. Jungkook aún recordaba cómo esas manos se enredaron en su cabello, como las uñas del menor se clavaron en sus hombros. Era como si cada toque, cada gemido, cada movimiento, estuviera grabado a fuego en su memoria.

Maldición, fue excitante, fue increíblemente excitante.

Tanto así que ya se encontraba completamente duro. Su miembro pulsaba con fuerza contra la tela de su pantalón, un recordatorio constante de lo que había sucedido la noche anterior.

— Maldito seas Park — suspiró Jungkook, su voz apenas un susurro.

Jimin había salido huyendo de un momento a otro, el menor lo observó con su lindo rostro completamente rojo de vergüenza y después de amenazarlo de muerte mientras tomaba sus cosas y caminaba a la puerta con un hermoso discurso que decía:

"Despídete de tu familia, le diré a mi Hyung que te desaparezca del mapa, me vale tu heterosexualidad, me vengare de esto, ¡¿quien te crees que eres!?  ¡Te metiste con la personita equivocada, te asesinare!
Nos vemos mañana cuídate"

Y sacándole su dedo medio antes de cerrar la puerta, Jimin se despidió de él.

Ahora estaba allí, en ese parque cubriendo su erección con su abrigo, esperando por su sentencia de muerte con un ramo de flores, dos entradas al cine y un cupón de pizza gratis.

— Si esto no funciona, jamás le haré caso a Jin hyung — suspiró Jungkook, con la esperanza de que su amigo no estuviera en lo cierto.

¡En su defensa!

Algo estaba pasando con él, jamás en su vida había considerado hermoso a otro hombre, pero allí estaba Park Jimin para romper esos estereotipos. Al comienzo  lo veía como a un lindo hermano menor, este era adorable y con una personalidad que le resultaba tierna y divertida.

Lo que ocurrió anoche ni él mismo sabría cómo explicarlo, simplemente no pudo evitar seguir besándolo, y cuando todo se intensificó deseo ir más allá de eso. Quizás podría deberse a...

— La falta de sexo…— dijo mirando al pelinegro, su voz cargada de una mezcla de deseo y culpa.

— Si — asintió Jungkook — ¡Digo! ¿Qué? — observó al pelinaranja frente a él — ¿Parker?

El cabello de Park Jimin ahora era naranja. Jungkook agradecía saber que era tinte temporal, de lo contrario el menor se quedaría calvo.

Aunque aún seguiría viéndose adorable…¡Un momento!

¿¡Qué estás pensando Jungkook?! — se reprochó a sí mismo, avergonzado por sus propios pensamientos.

— Pensé seriamente en esto — habló Jimin —  Y llegue a la conclusión de que se debió a la falta de sexo, eres una especie que parece depender del sexo, por ello tu comportamiento — se sentó tomando distancia del contrario.

Jungkook lo observó atentamente.

— Tae Tae dijo que eras muy activo en cuanto a ello, como un perrito en celo— hizo una mueca Jimin — Y que quizás el hecho de estar en algo así como la "abstinencia" ya que desde que estás conmigo cumpliendo con el acuerdo, no has tenido relaciones, estallaste como un depredador acechando a su linda y adorable presa, osea yo, yo soy la linda y adorable presa — se señaló a sí mismo con una sonrisa burlona.

— ¿Taetae? ¿Desde cuándo hablas con Taehyung? — frunció su ceño Jungkook preguntándose desde cuándo Jimin y su amigo hablaban y porque el menor le decía "Taetae".

— De todas formas…— suspiró Jimin, jugueteando con un mechón de su cabello naranja mientras seguía hablando — Te entiendo, ni yo me resistiría a mi mismo. Cuando me veo al espejo digo "Benditos los ojos que te ven Jiminie" porque soy muy lindo y cuando me miro al espejo veo mi reflejo entonces yo digo eso — sonrió, un poco avergonzado, pero con una pizca de orgullo — Ya sabes, a mi mismo…porque soy bonbo…

— Me quedó claro, gracias — lo interrumpió Jungkook, aliviado de que Jimin pareciera haber superado el incidente de la noche anterior — ¿Me dices ahora cómo es que hablas con Taehyung?

— Casualmente descubrí que tenemos algo en común — asintió Jimin, con una sonrisa enigmática.

— ¿Y eso es?— insistió Jungkook, la curiosidad carcomiéndole la mente.

— Kim Seokjin, es hijo de uno de los amigos de mi padre — explicó Jimin, sus ojos brillando con un nuevo recuerdo — Aunque la verdad es que lo encontré el otro día en el mercado. Sentí una extraña presencia de cabellera castaña siguiéndome por los pasillos, como si alguien me estuviera acechando. Por eso me acerque a un guardia de seguridad, pero entonces Taehyung se presentó, explicando que no sabía cómo acercarse y por eso me seguía. Estaba tan nervioso que parecía un gatito asustado.

— Entonces…— suspiró Jungkook, procesando la extraña coincidencia.

— Iba a denunciarlo…pero Namjoon Hyung dijo que sería exagerado y que el proceso sería tedioso — suspiró Jimin, recordando la conversación con su amigo — Nos invitó a un café y hablamos de lo tonto que eras, agradecí que no mencionó nada frente a Nam Hyung. Luego de ello me dió algunos consejos, le dije lo que me hiciste y él me explico lo que podría haber pasado por tu mente…oye, te entiendo, eres joven y tus hormonas se disparan — negó con su cabeza, comprensiva — Tranquilo, yo también fui joven alguna vez.

— Literalmente eres más joven que yo Park.

— Como sea…— murmuró Jimin, encogiéndose de hombros — Oye, espero que eso no sea para mí, ¿o sí?

— Eh — Jungkook miró el ramo a su costado, un poco inseguro — ¡Si! Yo solo quería disculpar…—  su voz se apagó, la culpa se hizo presente.

— ¿Matarme? ¡Te perdonó la vida y tú quieres asesinarme! — Jimin se burló, pero había un dejo de miedo en sus ojos.

Y fue allí cuando Jungkook recordó un pequeño gran detalle. Jimin era alérgico a las flores. Un escalofrío recorrió su espalda. El ramo de rosas rojas, que había elegido cuidadosamente, ahora parecía una amenaza en lugar de un gesto de reconciliación. Sus ojos se abrieron con horror. 

SOY TU CITA|• KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora