Capítulo 35

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Una frase pequeña. Entonces, en lugar de sonreír y entregárselo, salté sobre el cuerpo del gran duque que estaba sentado en su silla.

—¡Hick!

Se escuchó un jadeo alrededor.

¡Pero con esto, el gran duque no me regañará!

—¡Bonito! —Aplaudí tras colocar el collar alrededor del cuello del gran duque. El collar que colgaba sobre su amplio pecho parecía una especie de adorno.

—¿Te gusta?

—...Bien hecho.

También saqué un pequeño espejo de mano que guardaba en el interior de mi vestido y se lo tendí al gran duque.

El gran duque se miró en el espejo un momento y murmuró con voz algo ronca. Luego, me miró como si se hubiera olvidado de hablar, o como si estuviera conmovido.

<Tus ojos parecen estar húmedos.>

El gran duque jugueteaba con la medalla con cierta torpeza. Era un toque con el cual parecía estar atento a que se no se le cayera ni una sola brillantina del polvo brillante.

—Debería darte un premio.

El gran duque abrió una pequeña caja de cerámica que estaba a un lado de su escritorio. En cuanto abrió la tapa, se extendió una brisa fresca.

Era el bocadillo del gran duque que había visto la última vez.

—Vamos, di aaah.

—Aaah...

El gran duque sacó el helado congelado de la taquilla y me lo metió en la boca.

—Ahora que lo pienso, tenía un mensaje que entregarte, pero has venido por tu propia cuenta.

—Está frío... ¿Un mensaje? —pregunté, sentada en el regazo del gran duque.

—Ahora tienes que ser educada como una princesa, estoy buscando un tutor.

—¿Estudiar?

—Si no te gusta...

—¡Ni hablar! —Me moví en el regazo del gran duque con mucha emoción.

¡Estudiar! ¡Yo también estudiaría!

<Tengo que aprender bien para el futuro.>

Cuando entré por primera vez a este cuerpo, me sentí desconcertada porque no tenía los conocimientos necesarios, y el conocimiento por sí solo era una gran fuerza.

Por encima de todo, quería oír que era una princesa inteligente que aprendía lo suficientemente bien como para encajar con el ducado.

Como era adoptada, no tendría más remedio que salir a la sociedad algún día, pero no quería avergonzar al gran duque y a mis hermanos.

—Mi hija es una estudiante modelo a la que le encanta estudiar. —murmuró el gran duque con una expresión de satisfacción. —¡Eres mi niña después de todo!

—¡Aprenderás muy bien! —Entonces, sus ayudantes se deshicieron en halagos.

<No es la primera vez que pasa... ¿Por qué sus cumplidos son tan naturales?>

Era una actitud muy natural.

Incliné la cabeza un momento y miré al gran duque con ojos brillantes.

—¡Gracias, papá! Estudiaré mucho. —Besé al gran duque como agradecimiento. Cuando lo besé en la mejilla, su rostro se suavizó.

—Tendré que encontrar un buen profesor. Cahill, consigue a un profesor de la academia real.

Nadie me quiere a excepción de los villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora