Capítulo 2.

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Jongin despertó ansioso, hace cerca de dos semanas que había llegado al pueblo y no había dejado de reunirse con Kyungsoo por las tardes en las rocas. Le agradaba ese chico, no era tan común como la otra gente, Kyungsoo pensaba y mucho, se cuestionaba las cosas. Aunque en la escuela no se juntaba demasiado con él, prefería estar con sus otros compañeros, pero su conversación no le llenaba: ellos hablaban de chicas, de sus novias, del trabajo; cosas mundanas, temas que no le interesaban a Jongin en verdad, pero fingía que sí.

Su madre en el almuerzo siempre le preguntaba si había alguna niña linda, se sentía presionado y le respondía que sí, pero que era demasiado tímido para acercarse a ella, lo típico. Su mamá sabía que mentía, pero tenía que conformarse. Sunhee sólo los miraba, sabía que su hermano no tenía chicas en la cabeza.

Cuando Jongin le pedía permiso para ir con Kyungsoo siempre le decía que iría con unos amigos a la playa o que iría con él a hablar con alguna chica. Nunca le iba a decir que se juntaba con otro chico a solas, en un lugar oculto, sería demasiado sospechoso y no quería arruinar su amistad con él tan pronto, tampoco quería arruinar esos momentos que pasaban charlando en las tardes.

Le había comentado a Kyungsoo las mentiras blancas que le decía a su mamá, por si alguna vez ella le hablaba de eso, no entendía del todo por qué Jongin ocultaba su amistad así, como si fuera algo malo.

Pero Jongin sí lo comprendía, y tenía miedo de contarle a Kyungsoo su verdad, quién realmente era, temía que su nuevo amigo se alejara de él, que lo odiara, que pensara que era un rarito como le decía su padre. Pero al mismo tiempo sentía que era diferente, que él lo comprendería y lo apoyaría, no como todo el mundo que le daba la espalda.

Hace un año Jongin tenía a penas diecisiete inviernos cuando por fin decidió dar el primer paso. Conocía a Sehun de siempre, habían sido compañeros de clase desde la primaria, pero nunca había sido cercano a él hasta hace un tiempo atrás.

Su perdición comenzó cuando su maestro, cansado de que no se comportaran en clase, reordenó las ubicaciones a su pinta y sentó a Jongin junto al banco de Sehun justo en el último día antes de las vacaciones de invierno. Recordaba que hablaron bajito durante todas las clases, ¿por qué no se habían conocido antes? y después esperó que pasaran a recoger a Sehun a la salida de la escuela.

Desde ahí comenzó su amistad, aunque no se juntaban en los recesos de clase, sí hablaban mucho en ella, compartían gustos y Jongin comenzó a sentir que no podía vivir sin él.

Él era gracioso, popular y apuesto. A Jongin le parecía extraño que no tuviera novia, ya que siempre había escuchado a muchas chicas jurarle amor eterno, pero él siempre decía no tener a nadie en su corazón.

Jongin se fue dando cuenta de que lo que sentía por ese amigo era algo más que amistad, le gustaba su amigo, ¿pero cómo podía ser? ¡ambos eran hombres! Le hizo la pregunta tratando de ser lo más casual que pudo cuando esperaban fuera de la escuela que pasaran a recogerlo.

—Sehun, ¿qué piensas tú de... Las personas que quieren a alguien del mismo sexo?

—¿Los homosexuales? No sé... No creo que esté mal, pero si le preguntas a cualquiera te dirá que están enfermos, ¿no?

—Creo que sí, pero ¿de verdad no crees que esté mal?

—No, Jongin, —se río— ¿qué te pasa? ¿acaso te gustan los hombres a ti?

Jongin aquella vez cambió el tema, pero unos meses después no pudo evitar rozar los labios de su amigo mientras dormía con él. Sehun se había quedado a dormir en su casa, se les había hecho tarde terminando un proyecto escolar, y sus padres adoraban a Sehun, así que lo dejaron pasar la noche, eso sí, armaron una cama en el piso porque dos hombres no podían compartir cama, eso es de maricones, y tú no eres un maricón, Jongin, le había dicho su padre en broma.

Otra era (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora