26. Un castigo mal parado.

2.2K 214 39
                                    

-Bien, seguramente os preguntareis cual será vuestro castigo.


-No, que se te ocurre, Severus.-Digo cruzándome de brazos.


-Haz el favor de callarte de una vez Potter.-Dice Moore con asco.


-Haz el favor de no ser tan... lo que seas.-Digo de la misma forma.


-¡CALLAOS!-Grita Severus.-A lo que iba, vuestro castigo sera tan grave como la falta que habéis cometido.


-Siento casi haberme ahogado en el lago, como es mi culpa...-Digo molesta. Kurt me pega un codazo para que me calle. Snape ignora mi interrupción.


-El castigo sera limpiar la sala común de otras casas. En este caso, ustedes dos...-Dice señalándonos- La sala común de Slytherin, y ustedes tres...-Dice señalando a los Slytherin- La sala común de Gryffindor.


-¡¿QUÉ?!-Gritamos los cinco al unísono. Dios, da asco gritar al unísono con ellos.


-¿Necesitáis bastoncillos para los oídos? Ahora, id cada uno a la sala común asignada.-Dice él alejándose por el pasillo.


-No pienso ir a limpiar vuestro nido de pájaros, Potter.-Dice Flint.


-Yo tampoco vuestro nido de cucarachas.-Digo cruzándome de brazos.


-Tendréis que hacerlo si no queréis que le quiten a vuestra casa cien puntos.-Dice Severus entregándonos los cubos y las fregonas. Parece disfrutar con esto.- Tal vez lo he olvidado mencionar, pero tendréis que limpiar al estilo muggle.


-Dioses, estoy sintiendo como si estuviese de nuevo en Privet Drive.-Digo cogiendo los productos de limpieza. No quiero hacer esto, pero tampoco quiero que mi casa pierda cien puntos por mi culpa. Kurt también coge el cubo y otros productos, y me sigue hacia el camino a las mazmorras.


-¿Como ha aparecido así de repente?-Me pregunta.


-¿No me oíste la última vez o qué? Es Batman.-Digo riendo.


***

Estoy a punto de meter la cara en el cubo de la fregona. ¿Como puede ser alguien tan sucio?


-An ¿Que haces?


-¿Que te parece? Me voy a suicidar en este cubo de metal barato, y el libro sobre "Las plagas del hogar" de Gilderoy Lockhart viene conmigo.-Digo levantando el libro.- Yo no entiendo como este ha llegado a hacer algo en la vida.-Murmuro mirando la contraportada, donde una gran foto de un hombre con un pelo rubio medio rizado y una sonrisa totalmente blanca guiña un ojo incluso al suelo.- Y menos como hace a todo el grupo femenino suspirar.


Suelto el libro y me tumbo en el suelo. Me siento como la cenicienta, por dios.


Annie Potter y la segunda generación de merodeadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora