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Actualizado 2022

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Estoy en el aeropuerto de L.A caminando entre la gente para tomarme al fin un maldito taxi. Había extrañado tanto esta ciudad a pesar de sus defectos. Su gente, su organización, su forma de vivir apurada por llegar a tiempo a sus respectivos trabajos cada cosa la hacía bonita, y personalmente me encontraba tranquila porque sabía que no estaba en ningún tipo de peligro, aunque mi cuerpo aún estaba en aquel contante modo de alerta.

Porque todo lo que viví allí, era algo que había quedado marcado dentro de mí.

—Quince minutos esperando un taxi, si tuviera a mi bebé no pasaría esto— solté frustrada con los brazos cruzados.

Mi bebé era una moto Kawasaki roja. Una completa hermosura con la cual me manejaba por todos lados, pero antes de irme de Estados Unidos debí venderla. Andar con eso en Kenia no era la mejor idea si quería pasar desapercibida.

—Disculpa, ¿No es usted ____ Brown?— una chica se había acercado a mí, de estatura media, cabello y ojos cafés, unos 22 años quizá.

—Así es— contesté sonriendo al ver que me reconocían aún.

—Creí que estabas muerta.

Mis ojos se abrieron de sorpresa. Me esperaba cualquier cosa, quizá que me secuestraron los alienígenas, que me retiré de la música para dedicarme a mochilera o hacer casas iglú en el polo norte, o quizás a que me había ido al otro lado del mundo —Que justamente eso pasó— cualquier cosa, menos eso.

—Estoy vivita y coleando— continué bajo su mirada curiosa, con nervios rascaba mi cuello —Sólo que me tomé un descanso.

—Pequeño de cuatro años— dijo sarcástica y yo reí —Bien, te deseo suerte—

—Muchas gracias— la chica se fue dejándome sola con mi profundo pensamiento.

¿Muerta? ¿Cuántos piensan eso?

Cuando al fin conseguí un taxi, le indiqué al conductor una dirección que hace mucho no nombraba. La de Jack, mi antiguo mánager. Aquel genio que manejaba toda mi carrera, pero además de todo se trataba de un hermano para mí.

Aun así, seguro me ha odiado todo este tiempo por haberlo abandonado sin darle una razón, un porqué. Así igual con cada uno de mi círculo de amigos. Y era hora de disculparme.

—¿Si? — escuché su voz tras el portero y una sonrisa apareció en mi rostro.

—Jack, soy ____— mi voz salió algo aguda por los nervios.

—¿Quién? —

—Soy Brown, estoy de vuelta hermano— sentí como el portero se cortó y temí porque no me abriera. Pero fue todo lo contrario, en segundos lo tenía allí abriendo la puerta.

—_____— dijo sorprendido

—Sé que te da sorpresa verme y que es de caradura venir luego de haberte hecho lo que hice— mis palabras salieron más rápido de lo que pensaba— Debes odiarme en este momento, pero...

Acercándose a mí y rodeando mi cuerpo en un abrazo muy fuerte, me cortó la mitad de mi discurso de disculpa, una actitud que de verdad me sorprendió.

—Espera... ¿Qué haces abrazándome? —

—No sabes cuánto eh esperado que vuelvas— susurró en mi oído

—¿De qué hablas? — lo alejé un poco para verlo a los ojos.

—No estoy enojado, tuviste tus razones, y bien sabía yo que algún día volverías.

Tardé reaccionar, pero al final lo abracé con fuerza —Gracias, creí que no ibas a perdonarme.

Me sonrió —Ven, vamos adentro, debemos de ponernos al día.

Una vez que pisé su mansión, noté todo igual como antes. Hasta seguía la foto nuestra cuando gané mi primer disco oro en el 2010. Me traía mucha nostalgia aquello, los tiempos en el que mi vida era perfecta.

O al menos eso pensaba.

—Veo que sigue todo intacto, siquiera sacaste los cuadros— voltee a verlo curiosa —¿Nunca estuviste enojado?

—Claro que sí, duró hasta que entendí que buscaste la manera de salir de ese agujero negro— asentí mientras seguía mirando la casa tratando de alargar aquel tiempo—¿Vas a seguir mirando o me contarás algo?

Lo miré, suspiré, y luego me senté frente a él en el sillón para hablar —Volví a recuperar mi vida aquí.

Él se quedó unos segundos mirándome, escaneándome —Me parece genial eso ___ pero a lo que quería llegar ¿Dónde has estado?

Tras debatirlo con su mente, decidió al fin por hacerlo —Bien, te contaré.

Luego de unas horas poniéndome lo mejor posible al día con Jack, contándole mi tiempo ausente. Mejor dicho, la mayor de cantidad de partes que era apto explicarle, porque ciertas cosas debían quedan guardadas en ella. Entonces al fin, decidimos algunas cosas.

—Volverás a la industria ¿Estas completamente segura?

—Si, pero ¿Que discografía? La anterior ya no querrá saber nada de mí.

—Hablaré con la de mi amigo.

—¿Y cuál sería esa?

— Syco Music.

—No la conozco.

—Claro que no, si has estado desactualizada— sonríe —. Es la discografía de Simón Cowell.

—Oh genial— sonreí animada—Espero que acepte.

—Seguro lo hará— dijo manipulando su celular y señalándola con su dedo mientras tanto —Ahora tú tienes la tarea difícil.

—Volver a ganarme el público— adiviné con obviedad.

Él asintió —Que te vean sana, feliz... otra ___.

—Si, lo haré— acepté con algo de nervios.

—¿Tienes donde quedarte?

—La verdad que no...

—Puedes ir a la habitación— indica las escaleras —. Sabes donde es.

—Gracias.

Me dirigí a la habitación de huéspedes que contaba su hogar. Con las pocas cosas que llevaba encima las deje a un costado de la cama y me dispuse a dormir un rato.

Flashback

—¡Corran!

—Ayuda por favor— una mujer estaba siendo golpeada, sin pensarlo me dirigí para tratar de defenderla.

Me tiré sobre ellos y comencé a golpearlos. —¡Corre ahora! — le ordené mientras los distraía.

Una vez que se había ido perdí la concentración y terminé siendo golpeada bruscamente.

—Ahora me las pagarás americana.

Fin flashback 

El retorno de una estrella (Lauren Jauregui y tu)  #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora