¡Oh mi dios!

CAPITULO TRECEAVO

—¿Ya estás mejor?

—Si, estos días ya no me he sentido mareado y estado comiendo mejor.

—Puede que algún bicho te hubiera pegado en el estómago.

Min Hee acomodaba el cabello de la frente de Taehyung, mientras esté la adoraba con la mirada.

—Estoy emocionado por qué te quedarás en casa las vacaciones de verano.

La pelirroja se detuvo y le regaló una sonrisa de labios apretados, ella no deseaba quedarse en la casa de Tae, ya no quería seguir acostándose con Namjoon, ya se sentía asqueada, cosa que nunca le había pasado, el sexo era solo eso para ella, sensaciones placenteras sin importar quien se las diera, pero últimamente no quería ser tocada por nadie más que no fuera Tae.

Eso es un problema.

—Yo también lo deseo, mi padre estará ocupado la mayor parte del verano y no quiere que me quedé sola en casa.

Taehyung se acercó y le dejo un dulce beso a Minnie en los labios, que se volvió algo más profundo.

—Me encanta el sabor de tu labial.

—Me alegra poder usarlo contigo finalmente.

Tae a veces no entendía lo que su novia quería decir pero no le importaba mucho, el está a enamorado y el hecho de que ella correspondiera era más que suficiente.

Los meses pasaron algo rápido, Min Hee siguió practicando sus experimentos con desconocidos y algunos clérigos que visitaban la institución, pero no sabía porque la sensación de la sangre en sus manos y el ver cómo la vida de sus víctimas no la  llenaba, era  vacía y ni su dulce cráneo la entendía.

—Solo un poco más padre Anderson, dijo papá que si cumplía con esto, dios me premiaría con un descanso, podré estar de manera tranquila con Tae —besa el cráneo —podre ser feliz de nuevo.

Solo quedaba hacer lo que su padre le había pedido para este verano en la casa de los Kim.