Uno

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La primera vez que Eddie anduvo en bicicleta tenía dos años, y su padre lo empujó de la rampa de su calle, entre risas y amenazas de que no bajara el pie de los pedales, se recuerda aprendiendo a seguir pedaleando, a seguir a pesar del miedo, del peligro inminente a caerse.

Quince años después, frente a esos ojos peligrosos, sólo le quedan cenizas consumadas de aquél aprendizaje. Esque puede caerse, puede tirar la torre que han llevado construyendo por los últimos años, una amistad de risas a la ligera y salir a escondidas a pasear en bicicleta.

Aún así, trata de reavivar su fuego, sin desviar la mirada, pasa saliva, devolviendo a esas pupilas ambarosas un poco de la confianza que le inspiran,

—Quiero besarte.

—Pide, y se te dará, Eds.

Cuando Eddie se rió lo hizo con los dientes pegados a sus labios, aliento en aliento, corazones en la boca.

Como si no hubiera nada en medio, se besaron.

Taking a Ride on my BikeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora