XX. Camille.

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Ya habían pasado dos días desde que Will había emitido una señal.

La situación con Nico ahora no parecía tan extraña. Su corazón parecía algo aliviado por lo reciente con su novio.

Parecía que finalmente algo funcionaba.

Últimamente visitaba más seguido a Will y tenía esperanza de que algo ocurriría. Tal vez despertaba, tal vez todo mejoraba, tal vez...

Salió de la enfermería luego de haber estado un tiempo allí, ordenando las pertenencias de Will, y, ya que le parecía un buen gesto, cambiaba el agua de las flores que los campistas le dejaban. Abría las cortinas, la luz solar podría funcionar.

Llegó a la cabaña de Hermes. Sus compañeros le agradaban, pero se sentía algo angustiada porque su padre no la reconocía todavía. Nunca pensó la opción de que tal vez Eros no era su padre. Sería algo extraño ya que muchas personas confiaban en que el dios del amor le daría alguna señal, pero nada pasaba.

Tomó una ducha, esperando que sus pensamientos la dejaran finalmente en paz, y luego se dirigió a la cafetería.

Muchos campistas se encontraban en el proceso de quemar una parte de su comida para su padre o madre, así que Camille debía esperar. Delante de ella se encontraba Nico, quien al verla murmuró un "hola", al cual ella respondió gentilmente.

Nico finalizó, y también Camille. Curiosamente los dos se dirigían a las mesas juntos, pero ella no quiso murmurar nada. Le agradaba la idea de tener a Nico como amigo, finalmente.

El hijo de Hades se ubicó en su mesa, y saludó a Reyna, quien lo esperaba. Reyna también la saludó a Camille, quién la saludó amablemente. Antes de voltear y volver a la cabaña, le pareció que Reyna le susurraba algo a Nico y el asintía, algo fastidioso.

—¡Camille!—llamó Reyna, mientras le indicaba que se acercara.

—Hola— dijo, algo tímida.

—¿Te gustaría sentarte con nosotros?— preguntó ella.

—Um...gracias por avisarme, pero...— miró a Nico, quien comía, y luego a Reyna— ¿Quiron aprueba eso? No hay problema, en serio...

—Absolutamente. Además, Nico también está de acuerdo, ¿verdad?

—Claro.— respondió, restandole importancia.

—Muchas gracias, pero...— insistió Camille.

—Pero nada, quédate.

Parecía que Reyna tenía algunos poderes parecidos a los de Piper, porque logró que Camille permaneciera en la misma mesa que Nico y que no ocurriera nada.

Camille notó que se acercaban Percy y Annabeth a la mesa.

—Hola— saludaron los dos con una gran sonrisa.

—¿Qué les pasa a ustedes que son tan felices?— indicó Reyna.

Los dos rieron.

—Acabamos de pasar un tiempo con Jason y Piper, y luego estuvimos juntos el resto del día, como solíamos hacer...—

Pero luego de esa frase, Camille no pudo oír más.

Su mente proyectaba una película de la cual no formaba parte, solo Percy y Annabeth.

Oh no.

Presentía que sus ojos ya se habían vuelto rojos, pero no podía evitarlo.

Varias imágenes se presentaban.

Los dos con un ¿sátiro?

Parecían muy pequeños, y los tres reían como nunca.

Un laberinto apareció. Un beso, el cual mostraba a Percy muy feliz, y Annabeth algo tímida.

To Live and Let Go. (Nico Di Angelo)Where stories live. Discover now