Delectable - VioletteShadow [TRADUCCIÓN]

Episodio 4

A la mañana siguiente, Severus quería castigar a su subconsciente por torturarlo con sueños decadentes que involucraban su fascinación actual. Se había despertado esa noche, varias veces, con imágenes de un Harry depravado plagando el ojo de su mente. Su sueño final, que involucraba demasiadas cerezas para ser ambientalmente sostenible, lo hizo despertar al borde del orgasmo como si fuera un adolescente incapaz de controlar sus impulsos. Estaba contento por las gruesas cortinas que rodeaban su cama porque, por primera vez desde que era realmente un adolescente, no pudo evitar sus deseos hasta que se presentara un momento más adecuado. En lugar de esperar a la ducha como un ser humano razonable, Severus se pasó la mano por los pantalones como un niño de escuela y se corrió luego de tres frotadas. Se había visto obligado a morder la carne de su otra mano para que su maldito ahijado no lo escuchara gemir el nombre del maldito príncipe mientras se masturbaba solo en su cama a pocos metros de distancia. Fue jodidamente ridículo.

A pesar de, o quizás debido a, la forma en que despertó, Severus se encontró despierto antes del amanecer. Decidió que necesitaba mantenerse ocupado hasta que fuera lo suficientemente ligero como para tomar su caminata de la mañana a través del pequeño bosque y los campos que rodean la mansión, se vistió y se dirigió en silencio a la cocina para no despertar a ninguno de los otros concursantes. Decidió que aprovecharía esta oportunidad para probar el equipo anticuado para producir más que una taza de café o té.

Entonces, comenzando a calentar las brasas en el fuego, Severus comenzó a trabajar en unos scones de arándano con crema de limón. Una hora después, con dos scones calientes envueltos en su bolsillo y su taza de viaje llena de té, se dirigió a la brumosa luz del amanecer para caminar. El resto de los scones y una taza de café recién preparado esperaban a los otros concursantes para cuando comenzaran a despertarse. Estaba feliz de ver que esta mañana, ningún camarógrafo lo siguió en su viaje. No sabía si era porque su caminata había resultado aburrida el día anterior, o si el camarógrafo había luchado por mantenerse al ritmo de Severus mientras cargaba el gran dispositivo de grabación. Fue sorprendentemente fácil desconectar a los pocos operadores de cámara que siempre están activos en los espacios comunes de la casa, así como ignorar las cámaras fijas no tan sutiles colgadas en cada habitación.

Severus nunca había tenido la oportunidad de vivir en el campo. Nunca había pensado mucho en la idea, pero ahora que estaba expuesto a ella, rápidamente se estaba volviendo adicto. Sus paseos matutinos por el pequeño parque junto a su casa no hicieron nada para compararse con la extensión de hermosos campos ondulados o la tranquilidad de las pequeñas áreas boscosas. Ni una persona sin hogar durmiendo debajo de un banco, ni un corredor matutino que escuche música sin la decencia de usar auriculares.

Mientras caminaba, se preguntó distraídamente si debería buscar algo de ingredientes frescos. Quizás mañana traería una canasta. En esta época del año, podría cosechar fácilmente acedera, aulaga, diente de león y ajo silvestre, y tal vez incluso pamplina temprana o dulce Cecilia. No le haría ningún bien en la competencia, ya que solo podían usar los ingredientes provistos, pero disfrutaría usarlos en su propio tiempo, tal vez mostrarle a Draco cómo usar ingredientes forrajeros. No es que su perspicaz ahijado alguna vez se uniera a él buscando comida, pero eso estaba bien.

Encontró un pasto tranquilo con una cerca gruesa y tosca y decidió que era un lugar tan agradable como cualquier otro para disfrutar de su taza de té y scone. Encaramado en lo alto de la cerca y mirando al otro lado del campo, sorbió su té al aire fresco de la mañana, todavía pensando con niebla. Sí, decidió Severus, le gustaba el campo.

—Canuto, ¡vuelve aquí, chucho incorregible! —Llamó una voz alegre, llena de más diversión que un auténtico regaño.

Para el júbilo privado de Severus, reconoció esa voz. Lo había escuchado durante sus sueños, a menudo gimiendo su nombre. Severus sonrió cuando un perro muy grande y muy fangoso saltó sobre la colina a través del pasto, agitando una bandada de pájaros que el perro felizmente comenzó a perseguir. Resoplando y resoplando después de que el perro trotara con un príncipe de mejillas muy rosadas—En serio, Canuto. Si vuelves a entrar en el estanque de patos, te expulsaran de la casa y tendrás que dormir en el granero—.