『Pedidos CERRADOS』
En todas las historias debe haber un poco de drama para que al final seas recompensada en los brazos de tus chicos favoritos.
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C...
Ya sé que cuando apenas se gestan los bebés son células y luego feto, pero no me importa, suena más bonito decir que es un bebé de un día de gestación 😍😍
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Situación.-
Después de mucha planificación, confirmación y que, finalmente, tu organismo desechó todo rastro de pastillas anticonceptivas, habían decidido comenzar con las prácticas para tener un bebé.
Sinceramente, mientras lo sentías dejando besos por todo tu cuerpo desnudo, ambos deseaban que al fin se cumpliera el principio de su familia.
SeokJin.-
—Cariño, vamos, debes despertar —sentiste una suave ráfaga de besos por todo tu rostro, acompañada por la dulce voz de tu esposo—. Preparé un delicioso desayuno, anda.
Abriste los ojos con calma, una sonrisa inevitable siendo extendida en tus labios. Ver el rostro de SeokJin al despertar era uno de los regalos más hermosos que te había permitido tener la vida, ser lo primero que veías al despertar y lo último al dormir. Sinceramente no podías pedir nada más... O tal vez sí. Algo en lo que ya estaban trabajando.
—Buenos días —mumuraste con voz rasposa, acabando de desperezarte.
—Buenos días, linda —respondió mientras acariciaba tu mejilla con el dorso de sus dedos. — ¿Cómo te sientes? ¿Duele algo?
Negaste con la cabeza, apoyando tu rostro ante su toque, haciéndolo sonreír con mucha más ternura.
—Todo bien. ¿Crees que lo hayamos logrado?
Viste sus ojos brillar con ilusión, tu corazón calentándose ante la imagen de tu amor mirando con anhelo hacia tu vientre. Su mano bajando hasta esa zona y palmeandola con cuidado, como si tuviese miedo de dañarte ante su simple toque. Un leve sonrojo coloreaba sus mejillas, emocionado ante la simple idea de comenzar a formar su propia familia junto contigo.
—Estoy seguro de que pronto tendremos a un pequeño creciendo por aquí —se inclinó, depositando un corto beso en tu frente antes de pasar sus dos brazos bajo tu cuerpo, uno a la altura de tus hombros y otro a la altura de las rodillas. Cargándote cual princesa decía que eras—. Ahora, es tiempo de desayunar, tienes que estar bien preparada para cuando estés gestando al bebé.
—Sería mejor si me dejaras ponerme ropa, ¿no crees?
—Mmmm, hace calor, no hay nadie más, me encanta verte desnuda y terminaremos regresando a la cama. No creo que sea necesario que uses ropa por hoy.
Rodaste los ojos pero terminaste dándole un beso en los labios. Sí, los días de trabajo en la fábrica de bebés eran demasiado íntimos en todos los aspectos.
