La llamada

4.7K 136 8
                                    

Me encanta la lluvia. No podía dejar de mirar por la ventana mientras veía de caer esa gran cantidad de agua en la calle. Gente corriendo, alguna más precavida que otra con paraguas. Incluso aquel gato que siempre ronda la Iglesia buscaba un sitio para resguardarse.Vaya día mas feo para ser sábado. Aunque bueno, planes no tengo. Desde que mi novio y yo lo dejamos, apenas salgo de casa. Mis amigas están muy liadas con sus vidas de parejas, incluso alguna ya es mamá, así que su bebé le ocupa todo el tiempo. No puedo evitar pensar como ha cambiado mi vida en tan poco tiempo. De tener un trabajo que me encantaba, a verme, de la noche a la mañana, sin nada. Sabía que la empresa atravesaba duros momentos, la crisis había hecho mella y se notaba. Pero nunca llegué a imaginar que mi jefa tomaría la decisión de cerrarlo. Siempre tenía la esperanza que la cosa mejoraría, pero no fue así. Cada vez que recuerdo el día que nos reunió a todas y nos dijo que, sintiendolo mucho, debía cerrar, se me hace un nudo en el estómago. ¿Qué iba a ser ahora de mí? Era mi primer trabajo. Hice las prácticas allí y me contrataron. No tengo otra experiencia. Siempre con las mismas compañeras y misma jefa. Tras diez años, éramos una pequeña familia. Y ahora me veo sin nada... Ni siquiera sabía como solicitar el paro en la oficina de empleo. La próxima semana quiero ir a entregar algunos curriculums, necesito hacer algo, no puedo estar todos los días en casa. Mis padres me aconsejan que descanse unos meses, que termine el curso de Italiano y empiece con otro idioma, ya que no se me dan nada mal. La verdad que el curso de Italiano es lo mejor que he hecho. No sabía que un idioma me apasionaría tanto. Y eso que surgió de la manera más sorprendente. Quería hacer inglés en la escuela de idiomas. Rellené la solicitud y solo quedaba esperar a que me aceptaran. El día que salieron las listas mi nombre no estaba. Me llevé una inmesa decepción. Con el trabajo que me había costado dar el paso para decidirme a hacerlo. Fui a ventanilla a reclamar y me dijeron que mi nombre si que aparecía. Me dieron el número del listado y vuando fui a verlo, sí era cierto, ahí estaba... pero en italiano. Por un error informático había sido admitida en otro curso. Tras pensármelo mucho decidí seguir adelante con aquél idioma. Y resultó que me apasionó. Y, para mi sorpresa, se me daba fenomenal. Conocí a gente estupenda. No era como el curso de inglés, que la mayoría son estudiantes. Había gente de todo tipo y de todas las edades. Como mi gran amigo Jorge. Un chico gay, guapísimo, al que el italiano le había cambiado la vida. Había estado de vacaciones con su familia en Florencia, y se enamoró de la ciudad, su gente y su idioma. Estaba en el curso porque quería una titulación y además para perfeccionar la parte escrita, ya que la oral se le daba genial. Tengo que reconocer que me ayudó muchísimo a integrarme. No sé que hubiera sido de mí sin él. Conectamos desde el principio y esa amistad continúa hoy día. Parece mentira que ya vaya a finalizar el curso. Echaré de menos al profesor y resto de compañeros. Hemos sido una piña todos estos años. Este lunes será la fiesta de despedida. Todos tendremos que llevar algún postre o receta típica de Italia. Yo he optado por el tiramisú. Jorge sin embargo dice que va a llevar champagne porque tendremos que celebrar que hemos sido seleccionados para la Beca Ferrari. ¡Qué loco! A principio de este curso el profesor nos propuso optar a una beca patrocinada por la Escudería Ferrari que consiste en ayudar a la escudería en los Grandes Premios de la próxima temporada y así practicar el idioma. Era a nivel nacional y se presentaban todas las escuelas de idiomas. Había que cumplir unos requisitos en las notas, edad, economía... Y Jorge y yo lo cumpliamos a la perfección. Él fue quien me animó para apuntarme. Yo me negaba totalmente, es un deporte que nunca me ha llamado la atención y veía imposible que fuésemos los elegidos entra tantos participantes. Hasta que el último día de inscripción me dijo: "¿Y si tenemos suerte? ¿Y si somos los elegidos? ¿Acaso tienes algo mejor que hacer durante un año?" No... no tenía nada mejor que hacer. Me disponía a rellenar la solicitud, cuando me pone una ya rellena en mi mesa indicandome donde tenía que firmar. Lo tenía todo preparado. "No sé por qué, pero tengo una corazonada de que algo bueno va a pasar, éste va a ser nuestro año" me dijo con los ojos llenos de entusiasmo.

- ¡Diana! Ayúdame a poner la mesa por favor. - la voz de mi madre me sacó de mis pensamientos.

Mi padre contaba como el había ido el día en el trabajo y mi hermana se quejaba del poco tiempo que tenía para comer, ya que tenía que volver de nuevo a la tienda. Me levanté a recoger los platos cuando suena mi móvil. Miré la pantalla y el número me resultaba desconocido.

- ¿ Diana Millán ?

- Sí soy yo, ¿quién me llama?

- Buenas tardes Diana, perdona que te moleste a estas horas, supongo que estarás comiendo. Mi nombre es Pilar, te llamo de la sede de Ferrari aquí en España, referente a la Beca que solicitaste a través de tu Escuela de Idioma. - No daba crédito a lo que estaba escuchando - Tengo la enorme satisfacción de comunicarte que has sido seleccionada.

- ¿Cómo? No sé que decir.... - mis padres me miraban con cara de asombro, no sabían muy bien de qué estaba hablando. No sabía si llorar, reir... ¿cómo puede ser? ¿tenía razón Jorge?

- Pues dí que sí Diana. Solo eso. El lunes tu escuela te informará de todas las bases de la Beca. Bienvenida a Ferrari.

- Muchas gracias Pilar.

Me senté en la silla sin moverme, sin hablar... ¿Es posible? ¿He sido elegida por la Beca Ferrari? ¿El próximo año estaré viajando por el mundo con todos los Grandes Premios? Ahora sí que mi vida empieza a cambiar....

El corazón en Boxes (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora