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﹙vinnie hacker fanfic﹚
─ ๑⊹ vinnie y ellie se
conocen mediante un
juego en stream, y lo
primero que hacen es
ponerse a pelear como
niños pequeños.
hseclpse | 2022
prohibida su copia y adaptación!
temas sensibles!
vinni...
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vinnie hacker !
—Pensé que estabas muerta —susurro mientras la abrazo aún más fuerte. No me creo que este acá.
—Por desgracia no lo estoy.
Río al escucharla y me separó un poco de ella para examinarla con mis ojos. Tiene el rostro sonrojado y los ojos le brillan como si dentro de ellos tuviera millones de estrellas. ¿Es que está chica fue esculpida? Parece una jodida diosa, en todos los malditos sentidos.
—Uhm. Perdón por no contestar tus mensajes, es que no me sentía muy bien y apague mi celular. Y perdón también por venir sin avisar pero... mhm, quería... verte —masculla lo último es voz baja, como si se avergonzara.
Sonrío mientras muerdo mi labio inferior al oírla y muy a mi pesar no digo nada, ya que sigo siendo conciente de que estoy en pleno stream y que miles de personas nos están viendo ahora mismo.
Pero justamente cuando quiero decir algo para cambiar de tema, Ellie se gira hacia mi computador y mira la pantalla con una sonrisa burlona.
—Acabas de perder —señala el juego con su dedo perfecto y me mira otra vez —. Perdedor.
Se ríe animadamente en cuanto yo le muestro mala cara y me siento de nuevo sobre mi silla, colocándome los audífonos. Intentando disimular la emoción que tengo ahora mismo.
Y a pesar de no querer muy obvio, giro a mirarla de nuevo. Al tenerla de pie enfrente mío me permito examinarla por completo. ¿Que comerá para ser tan perfecta?. Esto ya no es bait, que me pase la receta o la cancelo.
Su vestimenta es simple pero llama la atención al instante, se ha puesto unos pantalones color bordo que le quedan extremadamente bien. ¿Como unos malditos pantalones le pueden quedar tan perfectos? ¿O una simple blusa blanca?.
Debo dejar de mirarla tanto o a este punto acabaré levantándome de la silla y estampando mis labios contra los suyos.
—Tu me hiciste perder, bratz insoportable —hago uso del tierno apodo que le puse la primera vez que hablamos. Ella gira los ojos y me muestra su dedo del medio.
—No me eches la culpa a mi por ser tan manco y no saber jugar.
Es que no puedo estar más enamorado de esta antipática.
Me río inevitablemente pero mi risa se corta cuando de un momento a otro veo como ella señala mis piernas con su dedo. Y enarca una ceja.
—¿Me puedo sentar? —pregunta, inocente.
El corazón se me paraliza de repente. Y no sé si fue por el tono de voz que uso, o por su cara al pedírmelo.