Galería: Alec
Alma:
Más días pasaron, tres semanas para ser exactos, ahora estaba almorzando junto a él mientras que su mirada estaba perdida. Esperé a que salga de sus pensamientos para preguntarle qué sucedía.
Juliann y yo estuvimos preparando todo para cuando nazcan y compramos muchas cosas, desde ropa hasta juguetes y la cuna, aunque no puedan dormir. Igualmente, sabíamos que iban a descansar mucho, Bella era un ejemplo.
Cuando ella era bebé, solo se la pasaba en su cuna con sus juguetes y quizás comiendo. Aunque es claro, ¿Qué más haría un bebé? Ah, llorar y reír.
—¿Sucede algo?—fruncí el ceño y él negó.
—Nada grave, solo pienso en todo lo que vendrá—suspiró—el Reino Armoris no dio señales de vida y eso me preocupa porque están fuera de nuestra vista.
Era claro, la más grande preocupación nos acechaba y no nos dejaba estar muy tranquilos. La suerte era que el castillo estaba sumamente protegido, pero no sabíamos a lo que nos enfrentábamos.
Dejando de lado las preocupaciones, fui a hacerme la última revisión con Edwin y me dijo que todo estaba muy bien. Luego, él me preguntó si quería que Juliann esté conmigo en la habitación el día que nazcan... ¡Y obvio que sí!
Al parecer, a muchas mujeres no les gusta que esté alguien con ellas al momento de parir, pero no es mi caso.
Cuando ambos terminamos de almorzar, fui a ayudar en la cocina. No era obligatorio ir, pero me gustaba pasar el rato con Ana, Joaquín y Bella, ya que Juliann trabajaba por la tarde.
Hoy vendrían Andrei y Cristal junto a otros conocidos más a celebrar la venida de nuestros hijos en tan solo unos días, haríamos una gran cena y fiesta.
Mientras ayudaba, Marco e Irina entraron a la cocina agarrados de la mano. Alcé una ceja divertida al verlos.
— ¿Qué? —Marco achinó sus ojos.
— ¿Cómo va la parejita? —Joaquín sonrió pícaro—Parecen el agua y el aceite, una rubia y un moreno.
—No soy moreno—Marco protestó—El problema es que ustedes son muy pálidos.
—Ah claro, siempre somos nosotros el problema—respondió—Sin embargo te gustan las pálidas ¿Eh?
—Joaquín, lo estás poniendo incómodo—Irina negó sonriendo y me saludó.
Bella solo estaba callada, parecía en su mundo mientras que le daba forma a las galletas y rellenaba los cupcakes.
¡Que niña tan adorable! No puedo imaginar las delicias que hará cuando sea grande, además su padre siempre fue alguien divertido y atento mientras que su madre será la más amorosa.
Pasamos horas ayudando a cocinar los postres y la comida, los invitados comenzaron a llegar y una de las primeras fue Cristal.
Parecía una mujer normal hasta que la vi trayendo a un hombre con una correa y un collar, casi como un perro, abrí los ojos sorprendida... ¡¿Qué mierda?!
Ella me saludó y no pude despegar la vista de la escena.
—Ay tampoco para que me mires así—cruzó sus brazos—él es John, mi nueva mascota y mi novio.
—Pero es... un hombre—susurré.
— ¿Tienes algo en contra de los sumisos? —alzó una ceja e hice silencio. Esta mujer me sorprendía cada día, y al parecer se lo veía más que feliz a ese hombre.
ESTÁS LEYENDO
Eternos: Mi vampiro favorito II
VampireAmbos, buscando la tranquilidad en su familia, se darán cuenta de que los problemas aún no han acabado, pero cualquiera que entre a las garras de los Valt, será destruido. La familia se agranda, un mundo nuevo abarca la historia, y enemigos tambié...