Capítulo II (Una visita inesperada)

7.2K 516 254
                                    

Galería: Alec

Alma:

Más días pasaron, tres semanas para ser exactos, ahora estaba almorzando junto a él mientras que su mirada estaba perdida. Esperé a que salga de sus pensamientos para preguntarle qué sucedía.

Juliann y yo estuvimos preparando todo para cuando nazcan y compramos muchas cosas, desde ropa hasta juguetes y la cuna, aunque no puedan dormir. Igualmente, sabíamos que iban a descansar mucho, Bella era un ejemplo.

Cuando ella era bebé, solo se la pasaba en su cuna con sus juguetes y quizás comiendo. Aunque es claro, ¿Qué más haría un bebé? Ah, llorar y reír. 

—¿Sucede algo?—fruncí el ceño y él negó.

—Nada grave, solo pienso en todo lo que vendrá—suspiró—el Reino Armoris no dio señales de vida y eso me preocupa porque están fuera de nuestra vista.

Era claro, la más grande preocupación nos acechaba y no nos dejaba estar muy tranquilos. La suerte era que el castillo estaba sumamente protegido, pero no sabíamos a lo que nos enfrentábamos. 

Dejando de lado las preocupaciones, fui a hacerme la última revisión con Edwin y me dijo que todo estaba muy bien. Luego, él me preguntó si quería que Juliann esté conmigo en la habitación el día que nazcan... ¡Y obvio que sí! 

Al parecer, a muchas mujeres no les gusta que esté alguien con ellas al momento de parir, pero no es mi caso. 

Cuando ambos terminamos de almorzar, fui a ayudar en la cocina. No era obligatorio ir, pero me gustaba pasar el rato con Ana, Joaquín y Bella, ya que Juliann trabajaba por la tarde. 

Hoy vendrían Andrei y Cristal junto a otros conocidos más a celebrar la venida de nuestros hijos en tan solo unos días, haríamos una gran cena y fiesta.

Mientras ayudaba, Marco e Irina entraron a la cocina agarrados de la mano. Alcé una ceja divertida al verlos. 

— ¿Qué? —Marco achinó sus ojos. 

— ¿Cómo va la parejita? —Joaquín sonrió pícaro—Parecen el agua y el aceite, una rubia y un moreno. 

—No soy moreno—Marco protestó—El problema es que ustedes son muy pálidos. 

—Ah claro, siempre somos nosotros el problema—respondió—Sin embargo te gustan las pálidas ¿Eh?

—Joaquín, lo estás poniendo incómodo—Irina negó sonriendo y me saludó. 

Bella solo estaba callada, parecía en su mundo mientras que le daba forma a las galletas y rellenaba los cupcakes. 

¡Que niña tan adorable! No puedo imaginar las delicias que hará cuando sea grande, además su padre siempre fue alguien divertido y atento mientras que su madre será la más amorosa. 

Pasamos horas ayudando a cocinar los postres y la comida, los invitados comenzaron a llegar y una de las primeras fue Cristal. 

Parecía una mujer normal hasta que la vi trayendo a un hombre con una correa y un collar, casi como un perro, abrí los ojos sorprendida... ¡¿Qué mierda?! 

Ella me saludó y no pude despegar la vista de la escena. 

—Ay tampoco para que me mires así—cruzó sus brazos—él es John, mi nueva mascota y mi novio. 

—Pero es... un hombre—susurré. 

— ¿Tienes algo en contra de los sumisos? —alzó una ceja e hice silencio. Esta mujer me sorprendía cada día, y al parecer se lo veía más que feliz a ese hombre. 

Eternos: Mi vampiro favorito IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora