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                                        Narra Julián


Llegó a casa, dejó tirado el bolso y me tiró al sillón, y mi espalda lo agradece. Suspiró, agarró mi celular y entró a Instagram. Frunzo el ceño cuando veo que tengo millones de mensajes directos de Gonzalo, Fede, Enzo y muchos chicos más; hasta de las novias tengo mensajes. Esto ya se me hace raro. En la publicación azul con Mateo son puras cosas de "tengo que hablar con vos", pero son de hace 4 días. Me entra una videollamada de Gonzalo.

Videollamada con Cache ⚽

—Por fin se te da por contestar, idiota —me mira mal.

—¿Por qué tanta agresividad de tu parte, cachetitos? —me río, pero me callo ahí nomás cuando veo que no se ríe.

—¡Vos no podés ser tan idiota, Julián! O sea, ¿en qué mundo vivís? ¿Hace cuánto que Mateo no ve a la madre?

—Qué sé yo, Gonzalo. El nene no pide por verla; ¿qué querés que le haga? No le puedo obligar a que la vaya a ver. ¿Me llamaste para echarme en cara las cosas? Para eso ni me llames.

—No puedo creer que no sepas que Martina está en depresión. ¡Sabés que andate bien a la mierda, Julián! ¡Chau!

Corta la llamada y me levanto tirando el celular al sillón. Me quedo parado mirando por la ventana cuando siento unas manos en mi pecho. Me doy vuelta y es Lara; le sonrío como puedo y ella me sonríe abiertamente.


Julián: ¿Los nenes?

Lara: Arriba durmiendo. ¿Cómo te fue hoy, mi amor? -Me acaricia el pecho y me hace acordar a Martina.- ¿Te gusta mi nuevo look?

La veo bien, tiene el pelo teñido de negro y lentes de contacto igual a los de Martina. Abro los ojos como platos al ver que tiene un poco de parecido con Martina.

Julián: ¿A qué se debe ese gran cambio? -Digo algo incómodo.-

Lara: Quería estar más linda para vos, mi amor. Aparte, me gusta cómo me queda el negro. ¿Y los ojos claros a vos no te gustan?

Julián: Sí, sí, me gusta. -Le sonrío como puedo y siento que se está volviendo loca.-

Lara: ¡Me estás diciendo loca, Julián!

Julián: ¿De qué hablas, Lara? Deja de pensar en cualquiera.

Lara: ¡No estoy pensando en cualquiera! Escuché que lo dijiste, Julián. ¡Y no estoy loca, me gusta estar así!

Julián: Tranquila, no quise decir eso. -La abrazo tratando de que se calme.-

                                           Narra Lara

Sonrío sabiendo que todo está saliendo como yo quiero. Ya alejé a Julián de Martina; ahora solo falta poner a sus amiguitas y dejarla sola, como la perra maldita que es.

Lara: Yo te amo y me hace mal que me digas que estoy loca, Juli. -Me hago la víctima y hago que se me pongan los ojos llorosos.-

Julián: Tranquila, amor. Tenés razón, no estás loca y estás hermosa. Tranquila. -Me acaricia la cara y sonrío.-

No sabes lo que te espera, Julián. Nunca, pero nunca te vas a separar de mí, y si lo intentas, tu querida y adorada Martina quedará peor que la primera vez que la mandé a matar. Pero fallaron las hijas de puta. Mientras no se meta en mi camino, todo está muy bien.

Lara: Voy a ver a los nenes arriba; vos quédate tranquilo en el sillón. -Le doy un beso y subo arriba.-

Entro a la habitación de mi hija y veo a Mateo, el hijo de la perra esa, tocarle la cara. Me acerco rápido y lo agarro del brazo fuerte. ¿Qué se cree, que puede tocar a mi hija?

Lara: ¡¿Qué haces, mocoso?! ¡Con mi hija no! ¡Te quiero lejos de ella, escuchaste!

Mateo: Quiero a mi mami. -Grita y empieza a llorar. Lo agarro de los dos brazos y hago que me mire.- Cállate la boca si no querés que le pase algo a tu mamá. Ya hablamos de esto, niño; vas a hacer caso en todo lo que digo, ¿escuchaste?

Me mira, pero no contesta; solo llora y ya me tiene los pelos de punta. Lo empujo afuera de la habitación azul y lo meto en su habitación.

Lara: Pobre de vos que hables o llores, ¿escuchaste?

Hace puchero para llorar; levanto la mano y se esconde debajo de la cama. Cierro la puerta con llave y la pongo en mi pantalón.

Bajo las escaleras con una sonrisa en mi cara y voy hasta Julián, que está en el sillón con su celular, viendo una foto que publicó la perra de Martina. Frunzo el ceño, me saco también una foto y la publico. Me siento al lado de Julián y le doy un beso para que deje de ver el perfil de esa zorra.

Julián: ¿Cómo está Mateo? Hace mucho que no viene a recibirme.

Lara: Él está bien; ahora se durmió. Pensé que estaba con Azul, pero no la quiere; la odia. La otra vez la hizo llorar. No sé qué hacer. -Suspiro haciéndome la víctima; tengo que hacer que todo el mundo odie a Martina y al mocoso.-

Julián: ¡¿Cómo que la hizo llorar?! ¡Me va a escuchar!

Se levanta del sillón y sube rápido. Yo sonrío, pero me acuerdo de que cerré con llave.

Julián: ¡Abrí la puerta, Mateo! -Golpea la puerta fuerte-

Lara: ¡Tranquilízate, Julián! Toma la llave y abrí.

Entra y ve a Mateo dormido debajo de la cama. Julián lo saca de ahí y lo acuesta.

Julián: ¿Por qué estaba dormido ahí? Parece que lloró encima. -Se acerca a la cara de Mateo y le limpia las lágrimas-

Lara: No sé, amor, déjalo ahí y disfrutemos de un día nosotros solos, que Azul está durmiendo.

Asiento. Salimos de la habitación y suspiro aliviada, pensando en que está durmiendo. Bajamos a la sala y voy a la cocina a hacer mates, ya que son las 17 de la tarde.

Lara: Entonces, ¿te fue bien hoy?

Julián: Sí, entrené a full. No doy más.

Lara: ¿Cuándo tenés partido de vuelta? -Le doy un mate-

Julián: El doce en la cancha de Unión.

Asiento y él me sonríe. Le doy un beso y Azul empieza a llorar, cortando el momento con Julián. Suspiro y me levanto para buscarla.

Julián: Voy yo.

Devuelta juntósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora