- ¡Ay!! ¡¡Esto si que esta feo!

Inuyasha no dijo nada y un pequeño silencio se hizo en la habitación. Miroku miró a su alrededor tratando de pensar en qué sería de ellos si la situación se complicaba más de lo esperado.

- Pero si la chica ya no dijo nada tal vez no tenemos de qué preocuparnos...

- Es cierto... no creo que ahora se le ocurra abrir la boca. Ya es demasiado tarde.

- Qué cosas... mira las sorpresas que nos trae el destino. -Dijo el otro sonriendo burlonamente, mientras Inuyasha le daba una mirada casi asesina. Ese era su amigo, todo lo tomaba como un juego.-... oye pero... ¿y la otra chica? ¿La has encontrado?

Inuyasha volvió a mirar su libro y respondió apenas.

- He recibido una llamada de Sesshomaru... me informó que ella ha viajado... esta en el extranjero...

Miroku miró de reojo a su amigo.

- Supongo que él irá tras ella ¿no?

- Supongo- Dijo el otro más enojado encogiéndose de hombros.

- Qué extraño par de hermanos son ustedes.

********

Despertó sin ánimos en la mañana. Ya sabía lo que vendría, había pasado la noche en vela pensando en ello. Pero ahora que él resultaba ser su compañero de curso sólo debía ignorarlo y volver a su vida "normal". No era necesario tomarlo en cuenta. Todo había sido un error lo del secuestro y trataría de que él no afectara su rutina universitaria. Tal vez era un tipo peligroso, un delincuente, y no era seguro estar cerca de él. Ignorarlo, pasar desapercibida, hacerle saber que no lo traicionaría, para que después no buscara una venganza. Ay, Dios, ahora debía ser fuerte y tratar de no aparentar miedo.

- Kagome... creí que no irías a clases hoy... - Dijo su madre cuando la vio bajar las escaleras.

- Ehhh, no... es que no dormí bien... - Dijo apenas bebiendo un tazón de leche tibia que estaba en la mesa.

- Pues entonces tienes que apurarte... vas a llegar tarde.

Kagome miró el reloj de su muñeca y abrió los ojos sorpresivamente.

- Ay, ¡no!!- Dijo exasperada, y le dio un beso en la mejilla mientras salía a toda prisa.

Otra humillación pública, pero estaba decidido, si llegaba tarde no entraría al salón, preferiría esperar en la biblioteca hasta la siguiente clase pero no estaría dispuesta a pasar una humillación ahora delante de ese chico. "Ese chico". Sintió como el corazón comenzaba a latir rápidamente. No, esto no iba a ser vida. ¿Cómo podría concentrarse en los estudios estando con aquel delincuente? Escuchó las campanas del reloj dando las 8 y aquello fue como un extra estímulo para echarse a correr como loca sin fijarse en que el semáforo peatonal ya había cambiado a rojo. Cuando puso un pie en el asfalto de la calle vio como los buses se acercaban a toda velocidad. Se quedó paralizada pero de pronto sintió que alguien la jalaba de un brazo fuertemente arrastrándola casi hasta la vereda, salvándola así de un seguro atropello.

- Cuidado.

Con el corazón en la boca respiró fuertemente y a medida que se fue calmando se fue incorporando para ver con sorpresa que quien la había salvado era él. El "delincuente". Lo miró tan sorprendida que ni una palabra de su boca salió. El joven volteó despreocupadamente y caminó como si nada cuando el semáforo cambió a verde nuevamente. Ella se quedó de pie, paralizada. Pasaron varios minutos hasta que se disidió a cruzar nuevamente la calle. Caminando despacio aún no entendía la actitud del joven. ¡La había salvado! ¡Él! ¡El mismo que noches antes la había secuestrado!

Corazón de PiedraOnde histórias criam vida. Descubra agora