— Tienes visita.— Se burló un policía quitándole las esposas a César.

No niego que verlo de frente, me daba rabia y miedo, pero tenía que cerrar este ciclo con él para seguir con mi vida.

César al verme sonrió, rápidamente se acercó a su silla y se sentó en ella, tomando el teléfono que tenía a lado para ponerlo en su oído, solté un suspiro y imité su acción.

Hola, pequeña María José.— Saludó con una sonrisa.

Hola, César.— Respondí cordial.

Se veía muy delgado, su rostro sin ningún rastro de vello, su cabeza tenía un corte militar y sus ojos sin aquellos característicos lentes, ahora que lo veía más detalladamente tenía el color de sus ojos.

—¿Q-qué te trajo por aquí?— Preguntó titubeante, con voz contenta.

— Venía a despedirme para siempre.— Solté sin más viéndolo de frente, él frunció el ceño.

No, no lo hagas, princesa.— Negó con su cabeza.

Si, lo haré.— Determiné.— Sé que eres mi padre, pero solo quería decirte unas cosas.— Solté el aire en mis pulmones.— Nunca perdonaré el hecho de que mataste a Lizzie, tu maldad no tuvo límites y ahora estás pagando en este lugar lo que hiciste. Nadie merece morir solo y encarcelado, pero tú hiciste mucho daño.— Recalqué.

Yo-

No me importa si te arrepentiste de todo lo que hiciste.— Lo interrumpí tajante.— Admito que llegue a odiar el llevar tu sangre, pero eso no importa ahora.— Sonreí y César apretó la mandíbula.

Sabía que estaba tocando sus debilidades, él siempre quiso que lo viera cómo padre, pero eso no pasará ni en sus mejores sueños.

— Podré tener tu sangre, pero nunca seré una Bustamante. Y nunca seré tú hija.— Aseguré.

—¡No!— Espetó César dándole un golpe al panel de vidrio.

Hasta nunca, César.— Me despedí dejando el teléfono a lado y levantarme de la silla.

¡Tú eres mi hija, María José!— Gritó César golpeando el vidrio.—¡Te guste o no eres una Bustamante!— Detuvé el paso y giré mi cuerpo para verlo.

Soy y moriré siendo una Garzón, porque mi padre es y será Juan Carlos Garzón.— Finalicé dando media vuelta y irme.

Me sentía orgullosa de llevar el apellido Garzón, el apellido de mi único padre.

Flashback off.

Eso pasó hace un año y me sentía liberada en ese aspecto, ese hombre no existía en mi mundo.

Por otro lado terminé mi carrera y seguí con mi trabajo, me gradué y no fue fácil no ver a mi papá ni a Calle en sus lugares el día de mi graduación, aunque estuvo mi hermana, mejores amigas, mejores amigos de Calle, mis suegros Lucas con su novia y Rebeca.

De Lucas se sabe que está muy feliz en Europa con su novia y padres, me alegra saber que nuestra historia quedó en el pasado y logró ser feliz.

Mi novia hermosa el día de mi graduación me envió un mundo de flores, una carta de disculpas por no estar ahí y un lindo collar.

En la noche hablamos por videollamada y puede que hayamos terminado teniendo sexo telefónico.

Otro punto a la lista cumplida.

La lista || TerminadaWhere stories live. Discover now