𝐙𝐎𝐌𝐁𝐈𝐄 ✘ 𝐋𝐄𝐄 𝐒𝐔𝐇𝐘𝐄𝐎𝐊

viii

Abrí lentamente los ojos, y me encontré con mi cabeza apoyada en las piernas de alguien. Me levante lentamente y miré a Suhyeok, él me miró expectante en cuanto abrí los ojos.

— Suhyeok...

— Yena.

— ¿Donde esta Gyesu? —pregunte mirando a todos. — ¿todo fue un sueño verdad? El esta bien, y sigue dentro de la sala de grabación, ¿cierto?

Deasu empezó a llorar.

— deberían agradecerme que les dije, al final siempre tuve la razón. —Dijo Nayeon, arrogante como siempre.

— ¿te alegras de lo que paso?

Entonces no era un sueño, todo había sido real.

— Suhyeok me duele la cabeza. —murmure.

El se incorporó de forma rápida y acarició mi cabeza, pero al instante la separo al notar que había algo bizcoso entre su mano y mi cabello.

— estas sangrando. — dijo alarmado.

— todo es culpa de Gyeongsu, el la tiro contra el escritorio y por eso se golpeó la cabeza. —Acusó Nayeon.

— Oye. —Dijo Nam-ra acercándose amenazante hacia Nayeon.

— no digas esas cosas de Gyesu.. solo estaba asustado.

— quizá fuiste tú.

Todos miramos en dirección de Nam-ra y Nayeon. Excepto Suhyeok, que parecía muy ocupado buscando algo con lo que parar el sangrado en mi cabeza.

— Yo vi lo que hiciste.

Nayeon se levantó y encaro a Nam-ra.

¿Que clase de drama era este? ¿Donde estaban las cámaras escondidas? ¿En que momento salían los productores a decirme que todo era una broma y los zombies eran de mentira, que Gyesu y I-sak no habían muerto?

— ¿Qué? ¿Qué viste?

— Fuiste tú. — Acusó Nam-ra.

— Yo no lo hice. No le hice eso a Gyeongsu.

— Yo no lo nombre.

— Basta.  ¿Que quieres decir? —Hablo Woojin.

— Yo no lo hice.

— mientras todos lo mirábamos, estabas atrás sola. Limpiaste la sangre con el pañuelo. —señaló el palo con el que más temprano habíamos tirado a la zombie. —  el mismo pañuelo que pusiste en su mano.

Pero que mierda.

— no.

— tienes el pañuelo en el bolsillo.

— ¿Y qué?

— Sacalo.

— no.

— Sacalo. —Nam-ra extendió su mano.

— Dije que no —aparto de un golpe la mano de Nam-ra.

Suhyeok al parecer había encontrado unas toallas, así que una de ellas las puso en mi cabeza para detener el sangrado.

Me apoye en sus hombros para levantarme, y el sostuvo de mi brazo para ayudarme.

— con cuidado.

— ¿lo saco yo?

— ¿quiente crees que eres? ¿Ser la presidenta te vuelve especial?

Nam-ra del enojo le estampó una cachetada a la contraria, haciendo que su cara fuera volteada al otro lado.