Time to shine (One Direction/Harry Potter AU fanfiction)

PRÓLOGO

-¡Ahí está! ¿La ves? Es la pequeña con el cabello negro, la que camina mirando el piso…

Niall señalaba a una chica en la mitad de la fila de alumnos de primer año que caminaba entre las mesas de Hufflepuff y Gryffindor, detrás de la directora McGonagall. A su lado, Liam se paraba de puntillas para poder ver entre los alumnos de cursos superiores, sin mayor éxito.

-¿Dónde?

-¡Ahí!

Era difícil lograr ver a la pequeña entre la maraña de cabezas, y más aún escuchar las indicaciones del rubio entre el bullicio de familiares gritando nombres y una que otra broma para aterrorizar a los nuevos. Liam bufó y le dijo a Niall que esperaran a que dijeran su nombre.

Minutos después, la directora McGonagall pidió silencio y todo el colegio tomó asiento. Comenzó a llamar uno a uno, por orden alfabético, a los nuevos estudiantes. Ames, Samantha quedó en Slytherin, y unas chicas de tercero recibieron a un muy sonrojado Austin, James, que había sido seleccionado en Hufflepuff.  Brooks, Chloe fue seleccionada en Gryffindor, y Niall se levantó un poco para verla bien, mientras le decía a Liam que la había visto hablar con la chica que había intentado mostrarle. Kindelan, Libane fue a parar a Slytherin, arrancando carcajadas de sus nuevos compañeros cuando se tropezó justo antes de llegar a la mesa. Cuando la ceremonia de selección se estaba volviendo realmente tediosa, llamaron a Peazer, Danielle, y Liam dio un respingo al verla sentarse en el taburete. Se sonrojó furiosamente cuando Niall comenzó a preguntarle qué le pasaba, y decidió ignorar sus palabras cuando el Sombrero gritó Gryffindor y la chica fue a sentarse junto a Brooks, Chloe, saludándola como si la conociera de toda la vida. Finalmente, la directora McGongall llamó a la última alumna nueva, que permanecía de pie con actitud nerviosa, con las manos en los bolsillos de la túnica y la mirada fija en el suelo.

-Whitelock, Katherine –pronunció lo más fuerte posible, justo cuando la mitad de los alumnos más antiguos estaban dormitando en sus asientos.

-Ella es –dijo Niall, entusiasmado y dando pequeños saltitos.

Niall y Kate vivían en el mismo barrio muggle en Mullingar. Sus padres habían sido amigos desde la época escolar, que también había transcurrido en Hogwarts, y básicamente eran como hermanos. Kate era hija única, pero no tenía inconvenientes en tratar a Niall como uno más de la familia, y por eso al enterarse de que también iría a Hogwarts su único deseo pasó a ser que el Sombrero la pusiera en Hufflepuff, porque así, a pesar de que Niall era un año mayor, no estaría sola, y no tendría que deambular por allí perdida, como lo hacía en el vecindario cuando él no estaba.

Se sentó en el taburete sin alzar la vista, consciente de que todos la estaban mirando porque era la última. La directora le dirigió una mirada curiosa antes de ponerle el Sombrero, y casi no tuvo tiempo de pestañear antes de que la vieja prenda gritara Ravenclaw a todo volumen.

-Oh, no…

Liam y Niall se miraron preocupados, mientras Kate se dirigía arrastrando los pies hacia la mesa de la izquierda, lejos de Niall y de cualquier opción de encajar. Buscó en la mesa de Gryffindor a Chloe Brooks, la chica que se había presentado mientras estaban en el vestíbulo, pero ella no le devolvía la mirada. Probablemente ya la había olvidado. Casi no escuchó el discurso de bienvenida, y se limitó a comer lo que tenía al alcance de su mano, sin importar si le gustaba o no. No podía ser peor. Las chicas seleccionadas en esa casa eran precisamente las que se habían burlado de ella en el tren, y sabía que tenía compartir cuarto con ellas por los siguientes siete años; había olvidado traer consigo la colección de Mark Twain que su madre le había regalado para su cumpleaños y, peor aún, Niall no estaba con ella y no podría hablar con él hasta el día siguiente. Definitivamente Hogwarts no prometía absolutamente nada.