𝑬𝒍 𝒊𝒏𝒊𝒄𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒅í𝒂 𝑵𝑶𝑹𝑴𝑨𝑳

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Como empiezo esto, soy el típico tío en un apocalipsis zombie, naa como si esas cosas pasaran, simplemente estoy aburrido, arrecostado en mi cama, con un aburrimiento, que pagara por un simple hecho, que me haga vivir aventuras únicas, como la de los comics, con espadas, superpoderes, magia, y todas esas cosas que hacen que una historia cobre vida. Simplemente en el vacío de mi cama, en un cuarto oscuro, sin ningún rastro de sol. En eso escucho la voz de mi madre llamándome al comedor, seguro ya está lista la comida, en fin, que se le va hacer, sigamos con esta vida aburrida, es mejor que estar muerto, creo. Baje de mi habitación, con una pinta de muerto viviente, con unas greñas de bruja de historia de Disney, y con unas ojeras de no haber dormido en días, entre estudios y series, el único pensamiento eran mis horas de sueño. Mi madre al verme de tal forma, me llama la atención, yo simplemente recibo sus regaños sin objetar, era lo único que me quedaba por hacer. Termino de almorzar y rápidamente hago el intento de subir a mi cuarto sin pasar desapercibido, en eso mi madre lo nota y en ese instante me mira de una forma que le consumiría el alma al mismo diablo, eso me da a entender que está molesta y que no desea que yo vuelva a encerrarme, así que para escapar de la situación incómoda en la que me encontraba, decido, con todo el temor del mundo ir al baño. Al entrar me miro al espejo y observo como mi cara era todo un desastre, no se nota ningún cuidado, y hasta me estaban saliendo espinillas. Finalizando de lavarme la cara procedo a humectarla, para evitar cualquier imperfección. Uff hace cuanto que no había hecho esto. Posteriormente entro a la ducha, la enciendo y simplemente disfruto de ese placido momento, en el cual el agua recorre todo mi cuerpo, siento la tranquilidad, la paz de un simple momento, el cual obviamente no dura para siempre. Observo el único cambio de ropa que aún tenía limpio, se veía decente así que sin dudar me lo coloco. Aquí vendría el verdadero reto, convivir con mi familia, cosa que pocas o casi nunca hacía, tener que salir a la sala y conversar con ellos de manera normal, era algo anormal para mí. ¿Qué pasa si digo algo que los incomoda? ¿Si digo algo que los molesta? O simplemente algo que no tenía que haber dicho, en fin, sin importar todos estos temores decidí enfrentar mi destino. Cada paso que daba hacia la sala de estar era un martirio para mí, me puse a pensar que sí, así se sentían los reclusos sentenciados muerte, cada paso que daban era un paso menos que darían en vida, aunque cada paso que damos es hacia nuestra muerte, ya que simplemente todos moriremos algún día, sin embargo, ellos, ya sabían cuándo y dónde era su muerte. Volviendo a mi supuesta "trágica vida", cuando llegue a la sala de estar, note la tensión en el ambiente, observe como mis padres como mi hermana me miraban extrañamente, como si fuera algo raro verme allí, aunque ese era el caso. Mi madre fue la primera en dirigirme la palabra, con la típica frase-Ven hijo, siéntate- Acaté rápidamente la orden dada por ella, simplemente me senté sin dirigir la palabra a nadie. En eso me preguntan

- ¿Como estuvo tu día?

- a lo cual respondo- Bien mamá-

Muestro un poco de incomodidad en mi rostro, y creo que mi madre lo noto claramente, pasando a preguntarle lo mismo a mi hermana, entablando una conversación un poco larga lo cual me sirvió mucho para pensar y prepárame mentalmente. Lo que era una simple conversación en familia, para mí era una guerra interna entre la ansiedad y la valentía, luchando contra las ganas de irme a mi habitación y dejar todo atrás. Pero como alguien dijo una vez, "todo lo que tiene un inicio tiene un fin", finalizando la pequeña reunión familiar, organizada por mi madre, con el simple motivo que yo me habrá un poco más y socialice con mi familia. Subí a mi habitación, al volver a ingresar vi como esta estaba desordenada, esto no lo había notado ya que siempre estaba dentro y nunca salía, por lo cual me parecía un lugar normal. Decidí ordenarla, me lo propuse seriamente, y después de varios esfuerzos, luchas extremas contra la suciedad y el desorden, logré mi objetivo, un ambiente limpio para otra vez poder encerrarme, en lo que era para mí, mi santuario de paz, en donde no sentía preocupaciones ni nada. Sin saber que al día siguiente seguirían los problemas que conlleva vivir una vida normal.  

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⏰ Last updated: Jan 29, 2022 ⏰

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