Lobo, Taehyung es tuyo.

Un sueño.

Yoongi cargaba a ambos chicos, uno pesaba ligeramente menos que el  otro, estaban posicionados como pequeños canguros, uno a cada lado de las caderas del Alfa, el cual sostenía a ambos por la cintura.

El gran lobo seguía a su hermano, muy de cerca, levantando la mirada en repetidas ocasiones, no le agradaba que ese Alfa esté tocando a su Omega, pero no podía reclamar nada, algo muy dentro suyo estaba conectándose con su lado salvaje, diciéndole que estaba bien, que era solo Yoongi, que no había peligro alguno.

Siguieron caminando por unas cuantas horas, dejando atrás el denso bosque, y entrenado a un lado con menos árboles, muchísimo más despejado.

La gran puerta de madera estaba cerrada, con tres hombre fuertemente armados custodiándola, quienes rápidamente reconocieron a las figuras que se iban acercando, bueno, al menos a dos figuras de las cuatro que podían ver a lo lejos.

— Joven Min — miró extrañado a ambos cuerpos, quienes se encontraban inconscientes, uno sangrando por la cabeza, haciendo que el líquido rojo también esté presente en el pecho desnudo del mencionado — ¿ Que pasó? ¿ Están bien? ¿ Quiénes son ? — apuntó con el filo de su espada a los cuerpos que se hallaban inconscientes.

La preocupación, mezclada con la confusión se hacía notar en el hilo de su voz al realizar cada una de las preguntas.

Yoongi soltó un suspiro antes de contestar.

— Ni yo mismo lo sé, son humanos, como debiste darte cuenta — y en efecto, lo hizo, no hubo algún olor, ni marca, algo que los hiciera parte de lo que ellos son —  asegura todo el perímetro, redobla la seguridad en todas las entradas, quiero a Jeonghwa y a Beakhyun en la casa principal, llévalos a mi despacho.

Y antes de darse vuelta, dijo:

— Ni una sola palabra de ésto, Seok Jin ¿ Entendido ? — recibió un asentimiento, para luego ingresar en la inmensa propiedad, el lobo siguiéndolo.

Las luces adornaban las hileras de piedra que sostenían la gran mansión, focos en forma de óvalo situados dentro de pequeñas cápsulas talladas en forma de lirios y pequeñas aves.

Una gran fuente situada justo en medio del patio principal, la cual contaba con una figura, la de un lobo, y abajo, cientos de humanos, unos llorando, otros aparentemente muertos, amontonados como pedazos de carne, entre ellos niños, mujeres, ancianos, pero todos siendo lo mismo, pedazos de carne.

La fuente estaba sucia, con pedazos de viejas plantas, humedad apoderándose de la escultura, volviéndola bastante tétrica.

El jardín estaba seco, aquellas plantas que alguna vez gozaban de vida, hoy se encontraban marchitas, muertas, olvidadas.

— ¡¡ Oh por Dios !! — el agudo grito de Hyuna hizo a Yoongi morder su lengua . ¡¡ La mujer terminará por despertar a todos en la casa !! .

No necesitaba más testigos.

—Shhhh, baja la voz, Hyuna, despertarás a todos — le dirigió una mirada amenazante, que hizo a la Omega temblar ligeramente.

— Lo siento, joven Min, pero ¿Quiénes son ellos? No son lobos, son humanos ¿ Que hacen dentro de la casa ? ¿ Y el líder ? — justo en ese instante un joven desnudo entraba a la sala, haciendo que la Omega aparte la mirada ante la desnudez de su líder.

— Y-yoongi, m-mi O-mmega — su voz salió rota, como si su transformación hubiese acabado con su última gota de fuerza, de coherencia, de sentido alguno.

— Jungkook, basta, ya basta con eso — resopló su hermano.

Yoongi estaba cansado, tenía hambre, sed, sus brazos comenzaban a arder, sus pies se encontraban rojos, helados e hinchados, producto del frío.