Chanyeol dejó de limpiar el granero, debido a que las vacas comenzaron a mugir ruidosamente. Salió, limpiando el sudor de su frente y luego frunció el ceño cuando vio a su pequeño esposo aún vestido con su pijama y estaba en el suelo riendo mientras Otto lo atacaba con lamidas, luego se unió Lassie, quien lo golpeaba con su cabeza. Suspiró, notando que era un niño inmaduro aún, pero bueno, era su niño inmaduro después de todo.

—Ve a ponerte algo, te vas a resfriar —levantó la voz, asustando al chico.

Baekhyun abultó sus labios, porque se sintió regañado por su marido; bajó su mirada, recordando que solo estaba con su camisa manga larga de botones, su pantalón de algodón y pantuflas.

—Ya voy —dijo sin mucho ánimo mientras se levantaba, apartando a los perros, quienes comenzaron a seguirlo.

Al llegar, dejó que los canes se quedarán a dormir en la alfombra de la sala y él fue a la habitación para colocarse una camisa a cuadros celeste y un bonito overol con un conejito blanco bordado. Quería mantenerse ocupado para dejar de perder su tiempo en pensar en esa persona despreciable.

Por último se colocó un abrigo de la ropa que compro recién. Suspiró, pensando que parecía un buñuelo, ya que el abrigo era grueso. Después cogió la ropa sucia para ir a la lavandería que estaba detrás de la casa.

—Esta aburrida historia había llegado a su fin, sin saberlo yo seguía aferrándome a él\~ —comenzó a cantar mientras colocaba una de las camisas de Chanyeol sobre el fregadero para pasar la barra del jabón—. Seguí mirándonos a ti y a mí en los recuerdos del pasado —un par de lágrimas caían sobre el agua que enjuagaba la prenda.

Sus manos empuñadas se apretaron sobre la tela y se detuvo para cerrar sus ojos, dejando salir más lágrimas, recordando las veces dónde Seunghyun lo había llevado a bailar a las fiestas del pueblo, como susurraba cosas lindas en su oído o cuando se perseguían entre los pinos del señor Sung.

—Me hiciste sentir que podía volar, cariño —jadeó, sintiendo como le estaba faltando el aire y luego su cabeza comenzó a dar vueltas.

Sin percatarse, unos pasos se acercaron apresurados y luego sintió como era volteado, siendo abrazado firmemente. Podía oler el aroma a tierra mojada viniendo desde la ropa de su marido; Chanyeol no lo cuestionó ni le regaño, simplemente estaba ahí, sujetándolo entre sus fuertes brazos.

Estuvieron así hasta que comenzó a calmarse, su llanto se detuvo poco a poco y pudo respirar de nuevo sin sentir que la vida se le desbordaba en tristeza. No quería seguir pensando en él, pero no era fácil; había sido su primer amor y estuvieron juntos por casi dos años.

—G-Gracias —susurró después de un rato cuando finalmente se calmó y se apartó del pecho fornido de su marido.

Chanyeol solo asintió con su cabeza sin saber bien que decir; no sabía porque Baekhyun estaba así, pero no lo presionaría, porque a su corazón le daba un poco de temor saber la respuesta, no quería escuchar como Baekhyun sufría por estar casado con él.

Después de unos segundos algo incómodos, Chanyeol se dio la vuelta para retirarse del lugar, dejando solo a su esposo. Maldijo cuando se encontró con el pequeño saco de maíz esparcido en el suelo, las aves de corral habían picoteado todo, por lo que era insalvable; apenas escuchó los gritos de Baekhyun había corrido, dejando todo atrás.

Ese día paso sin mayor complicación y Baekhyun no volvió a tener un ataque de pánico, por lo que simplemente siguió haciendo sus labores hasta que llegó la hora de dormir y por primera vez desde que se casó, pensó en que aquella cama era bastante grande. Suspiró, pensando en que Chanyeol ni siquiera lo había presionado para dormir juntos, simplemente seguía durmiendo solo en la otra habitación; no sabía si todo se debía a que el otro quería darle su espacio o era porque no era muy conversador.

Cuando su mente ponzoñosa comenzó a mostrarle imágenes de Seunghyun besándolo por primera vez, abrazándolo cuando llovía o cuando-

—Miau —escuchó al minino, quien entre la oscuridad caminaba con elegancia hacia él.

—Oh pequeño, ¿Cómo así por aquí? —levantó una mano para acariciar su lomo felpudo— ¿Te dio miedo dormir solo en la sala? —susurró, sonriendo al ver cómo el pequeño se retorcía complacido mientras ronroneaba— No te preocupes, el gruñón no está aquí, puedes dormir en la almohada —palmeó el lugar indicado y el gato se acurrucó ahí.

Con el sonido del ronroneo del gatito, Baekhyun poco a poco comenzó a quedarse dormido y lo que lo terminó de relajar fue un aroma a perfume de pino que venía desde la puerta. Sin saberlo, un par de ojos preocupados lo observaban y luego se tranquilizaron, aunque rodaron al ver al gatito sobre la almohada que se suponía era suya.

Los pasos se alejaron luego de cerrar la puerta y el minino abrió sus grandes ojos celestes cuando escuchó el sonido de las bisagras moviéndose. Volvió a
dormir con su actual dueño, ronroneando feliz de estar en esa casa cálida.

Lirios de fuego || ChanbaekWhere stories live. Discover now