s i e t e.

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La carrera estaba a unos instantes de comenzar, la mayoría de los espectadores estaban emocionados y anhelaban que los segundos restantes pasaran de manera rápida. Mientras tanto, dos chicos, uno rubio y otro pelinegro, eran los únicos que no estaban del todo contentos con la participación del peliverde, no después de haber visto la cara de pocos amigos que tenía el grandulón a su lado.

Izuku logró mover un fastidioso mechón que le tapaba la vista con un rápido movimiento de cabeza, generando que su cabeza quedara un poco inclinada hacia la derecha. Decidió echar un rápido vistazo a la multitud aglomerada a un lado de la pista, sin haber terminado de subir la mirada por completo se encontró con dos hermosos rubíes que lo miraban atento, con una pizca de preocupación y otro sentimiento que no pudo identificar en ese momento.

Su corazón latió fuertemente, ver al chico tan ansioso e inquieto le provocó ternura y también algo de felicidad, el cenizo intentaba disimular su nerviosismo con su típica actitud desinteresada, pero aquellos labios ligeramente abiertos y esas orbes carmín brillante no podían mentir, no a él.

Una sonrisa ladina se le escapó de manera involuntaria, seguido de un guiño coqueto que le dedicó antes de regresar su vista hacia el camino frente a él.

La bocina sonó, dando así inicio a la competición. Ambos chicos montaron sus skates y comenzaron a avanzar por aquella pronunciada bajada.

La multitud gritaba emocionada sin dejar de saltar; algunos grababan todo con sus grandes equipos, otros solo seguían bailando al ritmo de la música incesante que hacia retumbar todo el lugar.

Aún con todo ese ruido, fue capaz de escuchar el agudo tono de llamada del celular del peliverde, este seguía en su mano desde que el chico de cabellos bicolores cortó la llamada. Le tomó por sorpresa que ese mismo muchacho fuera el que estuviera llamando al móvil de Izuku.

Se detuvo unos segundos a observar la foto de perfil, era exactamente la misma foto que el peliverde tenía de fondo. Una oleada de calor se esparció por su espalda y pecho, dándole paso a una amarga sensación que recorría todo su interior. Chasqueó la lengua de nuevo, sin darse cuenta de que el pelinegro a su lado notaba todo lo que estaba pasando.

—Eh, hermano, ¿Por qué no le contestas? -preguntó, visiblemente confundido.

Así fue como Katsuki tomo conciencia nuevamente del lugar en el que se encontraba y de quién estaba a su alrededor, no podía darse el lujo de permitir que sus emociones fueran más fuertes que esa coraza que con tanto dolor se obligó a construir.

Relajando toda tensión en su cara, volvió a su típica cara inexpresiva mientras que deslizaba hacia arriba aquél ícono verde brillante.

Lo siguiente que apareció en pantalla fue el mismo chico con heterocromía, estaba levemente recostado boca arriba con su laptop descansando en su abdomen, tocaba rápidamente el teclado sin apartar la vista del monitor, una vez terminó de pisar la tecla "Enter", volteó su rostro hacia el móvil.

Bien, necesito que m... —Todoroki paró en seco al ver que quien sostenía el móvil no era Shindo, sino el mismo rubio que había visto minutos atrás.— , oh, lamento ser tan descortés, mi nombre es Shoto Todoroki, siento no haberme presentado antes.

El rubio se quedó meditando su respuesta unos cuantos segundos antes de abrir la boca para hablar.

—Bakugo Katsuki, siento también el no haberme presentado... —respondió con un pequeño asentimiento de cabeza.

Vió como el de cabellos bicolores lo observó durante un rato con los ojos entrecerrados, acercándose levemente a la pantalla sin dejar de detallar su cara con esmero. Unos segundos después se alejó rápidamente generando un sonido de sorpresa con su boca, mientras intentaba ocultar su sonrisa con sus manos.

Cool Kids| k.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora